MADRID 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
Una bebida probiótica podría convertirse en una nueva arma prometedora en la batalla contra las bacterias resistentes a los antibióticos, después de que un equipo de científicos de la Universidad de Birmingham haya diseñado y patentado un elemento genético clave que puede abordar la base genética de la resistencia, según publican en la revista 'PLOS ONE'.
El equipo ahora está buscando financiación para un ensayo clínico para la bebida que tiene potencial para trabajar contra muchas bacterias resistentes que se encuentran comúnmente en el intestino humano, incluidas 'E. coli', 'Salmonella' y 'Klebsiella pneumoniae'.
Esta bebida funciona dirigiéndose a pequeñas moléculas de ADN, llamadas plásmidos, que están dentro de las células bacterianas. Estas moléculas frecuentemente llevan genes que dan resistencia a los antibióticos que las bacterias pueden usar. Los plásmidos se replican independientemente, se propagan entre bacterias y llevan genes de resistencia con ellos.
Al evitar que los plásmidos objetivo se replicaran, el equipo pudo desplazar los genes de resistencia disponibles para las bacterias, 'sensibilizándolos' efectivamente a los antibióticos.
El investigador principal, el profesor Christopher Thomas, explica que han podido demostrar "que si se puede detener la replicación del plásmido, la mayoría de las bacterias pierden el plásmido a medida que las bacterias crecen y se dividen. Esto significa que las infecciones que de otro modo serían difíciles de el control, incluso con los antibióticos más potentes disponibles, es más probable que se puedan tratar con antibióticos estándar", añade.
La bebida contendrá bacterias (de manera similar a bebidas de leche fermentada con lactobacilos que ya se comercializan) que transportan un nuevo tipo de plásmido, que los investigadores llaman plásmidos pCURE.
Estos funcionan de dos maneras: evitan que los plásmidos de resistencia se repliquen y también bloquean el llamado 'sistema de adicción' que los plásmidos usan para matar cualquier bacteria que los pierda. En este sistema, el plásmido de resistencia transporta una toxina estable y un antídoto inestable a la célula huésped.
Si el plásmido se pierde de la célula, el antídoto se descompone, dejando que la toxina dañina ataque a su huésped. Los plásmidos pCURE también llevan el antídoto, asegurando que las células que pierden el plásmido de resistencia sobrevivan y se adueñen del intestino.
El profesor Thomas explica: "Manipulamos nuestros plásmidos pCURE para incorporar genes que bloquean la replicación del plásmido de resistencia. También apuntamos al sistema de adicción al plásmido al diseñar nuestros plásmidos pCURE para garantizar que el antídoto aún esté disponible para el huésped".
El equipo de Birmingham descubrió que al duplicar el número de copias del plásmido pCURE en cada bacteria se volvió muy eficaz para desplazar diferentes tipos de plásmidos de resistencia y se propagaría a través de cultivos de laboratorio sin ayuda, para eliminar la resistencia.
Posteriormente, el equipo colaboró con colegas de la Universidad de Sydney, Australia, para probar los plásmidos pCURE en ratones y descubrieron que los plásmidos pCURE funcionaban de manera efectiva, pero debían "cebarse" administrando a los ratones una dosis inicial de antibiótico para reducir la cantidad de bacterias competidoras.
El siguiente paso ahora será ver si los plásmidos pueden propagarse lo suficientemente rápido en voluntarios humanos para deshacerse de los plásmidos de resistencia.
"Este es un comienzo prometedor --destaca el profesor Thomas--. Nuestro objetivo es realizar modificaciones para mejorar aún más la eficacia de nuestros plásmidos pCURE antes de avanzar hacia un primer ensayo clínico".
"La resistencia a los antibióticos es uno de los mayores desafíos médicos de nuestro tiempo --agrega el profesor Thomas--. Necesitamos abordar esto en varios frentes diferentes, incluida la reducción del uso de antibióticos y la búsqueda de medicamentos nuevos y más efectivos. Nuestro enfoque, que aborda una de las causas de la resistencia a los antimicrobianos a nivel genético, podría ser un factor importante nueva arma en esta batalla".