MADRID, 19 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los bebés prematuros que nacen a principios del tercer trimestre del embarazo probablemente experimenten retrasos en el desarrollo de la corteza auditiva, una región cerebral esencial para escuchar y entender el sonido, revela un nuevo estudio publicado en 'eNeuro'. Tales retrasos están asociados con impedimentos del habla y del lenguaje a los 2 años, hallaron los investigadores.
"Entendemos de manera bastante limitada cómo se desarrolla el cerebro auditivo en los bebés prematuros", afirma el profesor de Ciencias del Habla y la Audición de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, Brian Monson, quien dirigió el trabajo. "Sabemos por investigaciones previas en recién nacidos a término que no solo los fetos están escuchando, sino que también están escuchando y aprendiendo", añade.
Los estudios de ultrasonido revelan, por ejemplo, que, comenzando al menos a las 25 semanas de gestación, los fetos parpadearán o se moverán en respuesta a sonidos producidos externamente, señalan. Otra investigación muestra que los recién nacidos prefieren escuchar sonidos, como la música o el habla, a los que estuvieron expuestos en el útero que sonidos desconocidos. Y los análisis de electroencefalogramas del cerebro de bebés prematuros muestran actividad eléctrica en la corteza auditiva en respuesta al sonido.
"A partir de estos tipos de estudios, sabemos que los fetos en el tercer trimestre de gestación están escuchando, aprendiendo y creando recuerdos", afirma Monson. "Es bastante notable que un sistema tan inmaduro ya tenga la capacidad de comenzar a distinguir y aprender", agrega.
Para entender mejor cómo madura la corteza auditiva en el último trimestre de gestación, Monson y sus colegas recurrieron a un gran conjunto de datos recogidos en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) del Hospital Infantil St. Louis entre 2007 y 2010.
Los 90 recién nacidos prematuros en el estudio habían sido sometidos a imágenes de resonancia magnética de una a cuatro veces en el curso de su estancia en la UCIN. Otros 15 bebés a término fueron reclutados del 'Barnes-Jewish Hospital' en St. Louis y escaneados dentro de los primeros cuatro días de vida. Se emplearon estas exploraciones como ejemplos de desarrollo cerebral fetal ininterrumpido para comparar con los bebés prematuros.
El equipo utilizó neuroimagen de difusión para evaluar el desarrollo de la corteza auditiva en los cerebros de los bebés. "Esta técnica mide la difusión del agua en los tejidos del cerebro, lo que puede aportar mucha información sobre el desarrollo de neuronas y axones", dice Monson. A medida que las estructuras cerebrales crecen y maduran, la difusión del agua en la materia gris y la materia blanca también cambia en patrones reconocibles, lo que permite a los científicos rastrear cómo se está desarrollando el tejido y a qué ritmo, añade.
MENOR DESARROLLO DE LAS CORTEZAS AUDITIVAS PRIMARIA Y NO PRIMARIA
El equipo de investiadores se centró en la corteza auditiva primaria, que es la primera región cortical que recibe señales auditivas de los oídos a través de otras partes del cerebro y la corteza auditiva no primaria, que desempeña un papel más sofisticado en el procesamiento de esos estímulos.
"Queríamos saber: ¿cuál es la relación entre estas dos regiones? ¿Maduran al mismo tiempo, pero a ritmos diferentes? ¿Maduran en momentos diferentes, pero con tasas similares?", señala Monson. "Una tasa de maduración diferente puede hacer que un tejido sea más vulnerable a las lesiones o los trastornos asociados con el parto prematuro", apunta.
El análisis reveló que, a las 26 semanas de gestación, la corteza auditiva primaria se encontraba en una etapa de desarrollo mucho más avanzada que la corteza auditiva no primaria. Entre las 26 semanas y alrededor de las 40 semanas, la corteza auditiva no primaria en los recién nacidos prematuros maduró rápidamente, alcanzando parcialmente la corteza auditiva primaria. Ambas regiones parecían menos desarrolladas a las 40 semanas en los recién nacidos prematuros que en los bebés a término.
El equipo también encontró una asociación entre el retraso en el desarrollo de la corteza auditiva no primaria en la infancia y el retraso del lenguaje en los niños a la edad de 2 años, sugiriendo que las interrupciones en esta parte del cerebro como resultado de un nacimiento prematuro pueden contribuir a los problemas de habla y lenguaje que a menudo se ve más tarde en la vida en bebés prematuros, dice Monson.
"Es emocionante para mí que podamos utilizar esta técnica para ayudar a predecir la capacidad posterior del lenguaje en los bebés que nacen prematuros --subraya--. Espero que algún día también podamos intervenir en los bebés que pueden estar en mayor riesgo de déficit de lenguaje, tal vez incluso antes de que comiencen a usar palabras".