MADRID 21 Oct. (EUROPA PRESS) -
La 'Aspirina' junto con un inhibidor del P2Y12, provoca un número escaso de hemorragias graves en el tratamiento de los pacientes con síndrome coronario agudo (SCA), según los datos recientes extraídos del estudio 'SPARTA', puesto en marcha por la Fundación De Investigación en Red de Enfermedades Cardiovasculares (FIRCAVA).
Los resultados se han obtenido tras analizar 34 centros hospitalarios españoles y 1.441 pacientes y se han dado a conocer en el Congreso de la Sociedad Española de Cardiología, que se está celebrando en Barcelona del 17 al 19 de octubre.
"El estudio quería establecer si las complicaciones derivadas del uso de dos fármacos antiagregantes incluían más hemorragias, tanto en la fase hospitalaria como tras el alta y hasta los 18 meses. La mayor parte de las hemorragias ocurrieron durante la hospitalización y el resto en el seguimiento, pero las cifras no son alarmantes", ha dicho el coordinador de SPARTA y jefe del servicio de Cardiología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, Francisco Fernández Avilés.
Desde hace más de 30 años, la enfermedad coronaria es la principal causa de muerte en la población española y el SCA afecta anualmente a 120.000 personas en España, y se estima que el número de pacientes con esta enfermedad aumentará en los próximos años.
Además, es una de las enfermedades que más coste acarrea al sistema nacional de salud. De esta realidad radica la importancia de los datos obtenidos en el estudio 'SPARTA,' que tiene como objetivo describir la utilización de la estrategia invasiva o conservadora en pacientes con SCA y valorar el manejo de la doble terapia antiagregante plaquetar con especial atención al riesgo de sangrado que puede comportar su uso.
"Los datos muestran una baja incidencia, manteniéndose por debajo del 10 por ciento globalmente. Además, la mitad de las hemorragias ocurrieron en fase hospitalaria, lo cual, es una excelente noticia", ha comentado la cardióloga de Críticos Cardiovasculares del servicio de Cardiología del Hospital Universitari Vall d'Hebron de Barcelona, Rosa-María Lidón.
Las actuales guías de práctica clínica recomiendan, en el síndrome coronario agudo (SCA), doble antiagregación plaquetaria (DAP) con ácido acetilsalicílico (AAS) y un inhibidor de P2Y12 (clopidogrel, prasugrel y ticagrelor) durante 12 meses. De hecho, se ha demostrado que prasugrel y ticagrelor son más potentes en su capacidad antiagregante y clínicamente más eficaces que el clopidogrel.
AVANCES SIGNIFICATIVOS
En los últimos años se han producido avances significativos que han dado lugar a una nueva realidad en el abordaje terapéutico del SCA. Hoy en día existen tratamientos que permiten reducir los niveles de colesterol LDL a cifras no vistas hasta el momento, así como stents farmacoactivos de nueva generación que, combinados con una doble terapia antiagregante plaquetar, permiten establecer tratamientos personalizados.
"La publicación de los resultados finales del proyecto SPARTA en los próximos meses constituirá una aportación clave para determinar la seguridad y adherencia a esta nueva modalidad de tratamiento y para escoger los fármacos más adecuados para prevenir nuevas recidivas del síndrome coronario agudo", ha aseverado el jefe del grupo de estudio 'REGICOR' del Institut Hospital del Mar d'Investigacions Mdiques (IMIM) y coordinador del Programa de Epidemiología Cardiovascular de la CIBERCV, Jaume Marrugat.
Teniendo en cuenta que el riesgo de eventos cardiovasculares posteriores al SCA es elevado, especialmente durante el primer año, el cumplimiento de las guías clínicas junto con la valoración personalizada de cada paciente, se convierten en dos factores fundamentales para el tratamiento del paciente.
Por ello, la doctora Lidón ha asegurado que el "mejor tratamiento" que se debería iniciar en la actualidad es "evitar o retardar al máximo" la aparición de un SCA, para ello se debe trabajar de forma intensa tanto en la prevención primaria, como en la secundaria.
"En cuanto a los retos futuros añade, la máxima optimización de las terapias de las que disponemos ha de venir acompañada de la personalización del tratamiento en función del equilibrio entre el riesgo trombótico y el riesgo hemorrágico para reducir nuevos eventos coronarios, así como la aplicación de todas las terapias orientadas a evitar la progresión de la enfermedad y promover la calidad de vida", ha zanjado.