MADRID, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
El dolor en la pancreatitis crónica, asociada al alcohol y al tabaquismo, puede verse reducido con la administración de suplementos antioxidantes, lo que supone también una reducción de la necesidad de analgésicos orales y una menor necesidad de hospitalización, aunque el efecto de este tratamiento a largo plazo sigue siendo un tema de debate, según el responsable del Comité de Investigación de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, Enrique Domínguez Muñoz.
El doctor Domínguez ha sido el encargado de moderar la mesa especializada en páncreas, junto con miembros de la 'American Gastroenterological Association' (AGA), durante el LXXVI Congreso Anual de la SEPD, celebrado en Madrid este fin de semana, donde se han abordado diferentes aspectos de esta enfermedad crónica, como el diagnóstico precoz o los factores de riesgo de esta.
Así, la pancreatitis crónica provoca daños en el páncreas que a su vez provocan la pérdida de sus funciones principales: alteración de la digestión de los alimentos y aumento de los niveles de azúcar en sangre, además de producirse dolor abdominal o signos de insuficiencia pancreática endocrina o exocrina.
El estudio y tratamiento adecuado de las distintas causas asociadas a la enfermedad (factores tóxicos como el tabaco y el alcohol, y factores inmunológicos y morfológicos) han supuesto un importante avance al permitir frenar la progresión de la enfermedad, tanto que en las últimas dos décadas varios estudios han identificado genes específicos que predisponen a la pancreatitis crónica, ya sea por la activación prematura del tripsinógeno o por la falta de inactivación de la tripsina durante la inflamación de páncreas.
En esta línea, los últimos avances en técnicas diagnósticas, como la ecografía endoscópica, y los avances en resonancia nuclear magnética han supuesto un cambio relevante, pues el diagnóstico habitualmente ha sido tardío, cuando ya se han producido complicaciones como la insuficiencia pancreática exocrina, la diabetes, la ictericia, pseudoquistes o la intolerancia alimentaria, ha explicado Domínguez.
"El diagnóstico precoz permite que el tratamiento no se centre tan solo en el alivio sintomático, sino que pretende evitar la progresión de la enfermedad", ha añadido.
Por ello, la educación del paciente, el trabajo de un equipo interdisciplinario y el correcto seguimiento es fundamental, pues quien sufre esta enfermedad necesita hacer cambios en su estilo de vida, para así controlar la enfermedad y prevenir agudizaciones, como no fumar, eliminar la ingesta de alcohol y planificar una dieta saludable.