MADRID, 19 Oct. (EUROPA PRESS) -
La psiquiatra del Hospital de Universitario de Bellvitge Virginia Soria ha lamentado que el "estigma social" que aún hoy en día llevan asociados los antidepresivos está dificultando la adherencia y acceso a los tratamientos de personas con depresión.
Así se ha manifestado durante un simposio organizado por la compañía farmacéutica Lundbeck en el marco del XXI Congreso Nacional de Psiquiatría, en el que ha apostado por "mejorar la información sobre el concepto de depresión y su tratamiento, visibilizar socialmente el problema y evitar asimilaciones erróneas con connotaciones sociales negativas", para la normalización del tratamiento.
"La identificación entre depresión y debilidad, o entre fármacos antidepresivos y solución fácil en lugar de afrontar los problemas, estigmatiza y lleva a las personas que padecen un trastorno depresivo a ocultar esta condición y evitar la búsqueda de ayuda, lo que dificulta el acceso a una evaluación y al tratamiento más adecuado para cada caso", explica la especialista.
Por su parte, la psiquiatra y coordinadora de la Unidad de Salud Mental López Albo 1 adscrita al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Blanca Fernández-Abascal, ha señalado que el objetivo principal en el tratamiento del paciente con episodio depresivo es "alcanzar la recuperación funcional para que el paciente alcance su nivel de funcionamiento premórbido". "Para ello, hemos de intentar prescribir de forma individualizada el antidepresivo que mejor cubra las necesidades del paciente y que asegure que va a ser eficaz y bien tolerado cuando lo tome", ha explicado.
Esta toma de decisiones, según Soria, debe basarse en "una evaluación individualizada, considerando múltiples factores que pueden afectar a la respuesta y tolerabilidad al tratamiento, como pueden ser el perfil sintomático particular del paciente, comorbilidades con enfermedades físicas y psiquiátricas, interacciones con otros tratamientos, preocupaciones por eventuales efectos secundarios concretos o bien determinados factores psico-sociales".
Sobre estigma, la doctora Fernández-Abascal ha narrado que la sociedad "se encuentra dividida". "Por un lado, se encontraría un grupo que no tolera malestares inherentes a los problemas de su vida cotidiana y solicita un antidepresivo (que no va a beneficiarles) y, por otro, estarían aquellos que el reconocer que presentan síntomas depresivos lo identifican como señal de debilidad y permanecen durante mucho tiempo con una reducción significativa en su actividad tanto laboral, social como familiar que, de no tratarse, no recuperarán jamás", ha valorado.