MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que la administración de antibióticos durante el parto, en niños a término (a partir de la semana 37 de gestación) y nacidos vaginalmente, favorece la aparición de bacterias que portan genes de resistencia, unos resultados que han sido publicados en la revista 'Microbiome'.
En concreto, entre las alteraciones observadas se encuentran la reducción, durante las primeras semanas de vida, de los niveles de microorganismos comensales de la familia 'Bifidobacteriaceae', además del incremento de las potencialmente patógenas 'Campylobacteriaceae' o 'Helicobacteriaceae'.
Para el estudio se ha contado con muestras fecales de 40 niños nacidos mediante parto vaginal y, de este total, 18 nacieron en partos en los que se administró profilaxis antimicrobiana (penicilina) a la madre. Mediante tecnologías de secuenciación masiva del gen del 'ARNr 16S', los investigadores monitorizaron la evolución de la microbiota durante los primeros 90 días de vida. Asimismo, estudiaron la presencia de diversos genes de resistencia a antibióticos en las muestras de niños de 30 días.
"La hipótesis de partida fue que la exposición a antibióticos intraparto, de modo independiente, es decir, sin ninguna otra forma de exposición ni problemas asociados a otras condiciones como la prematuridad o las cesáreas, afectaría al proceso de establecimiento y desarrollo de la microbiota intestinal en el recién nacido, hipótesis confirmada tras las numerosas diferencias entre ambos grupos de niños", según el investigador del CSIC Miguel Gueimonde, quien trabaja en el Instituto de Productos Lácteos de Asturias.
Gracias a todas las conclusiones, los investigadores han observado que el potencial impacto de esta práctica sobre el papel de la microbiota intestinal neonatal como reservorio de genes de resistencia a antibióticos merece "especial atención".
Además, de esta manera, se han sentado las bases para el desarrollo de estrategias de intervención dirigidas a corregir estas alteraciones y a favorecer el establecimiento de la microbiota intestinal, aunque para ello, según Gueimonde, es necesario "minimizar el impacto" sobre la microbiota del uso perinatal de antibióticos.