MADRID, 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
El uso de antibióticos en la infancia temprana interfiere en el desarrollo normal de la microbiota intestinal, según muestra una investigación realizada en la Universidad de Helsinki, Finlandia. Particularmente, los antibióticos macrólidos de amplio espectro, comúnmente utilizados para tratar infecciones de las vías respiratorias, tienen efectos adversos, además de que contribuyen al desarrollo de cepas bacterianas resistentes a los antibióticos.
Ya se sabe que el uso de antibióticos temprano en la vida está conectado a un mayor riesgo de patologías autoinmunes, como la enfermedad inflamatoria del intestino y el asma, así como la obesidad.
Se cree que en este efecto influyen los microbios intestinales, ya que se ha encontrado en estudios con animales que estos fármacos cambian la composición de la microbiota intestinal y reducen su biodiversidad, pero hasta ahora no hay información sobre los efectos a largo plazo de los antibióticos sobre la microbiota de los niños.
Este nuevo estudio, dirigido por el profesor Willem de Vos y publicado en 'Nature Communications', incluyó a 142 niños finlandeses de 2 a 7 años. Los investigadores analizaron el número de ciclos de antibióticos que los niños habían recibido durante su vida y cómo el uso de antibióticos se reflejó en sus microbiota intestinal. Además, analizaron la relación entre el consumo de antibióticos y el índice de masa corporal y el asma.
Los resultados mostraron que la composición de la microbiota intestinal de los niños refleja claramente el uso de antibióticos, los cuales redujeron la riqueza de especies de bacterias y frenaron el desarrollo de la microbiota impulsado por la edad. Particularmente, la microbiota de los niños que habían recibido antibióticos macrólidos, como azitromicina o claritromicina, dentro de los últimos dos años difieren de lo normal. Cuanto menos tiempo había pasado desde que tomaron el macrólido, mayor eran las anomalías en la microbiota.
UN AÑO PARA RECUPERAR LA MICROBIOTA
"En general, parece que la recuperación de la microbiota intestinal tras el tratamiento antibiótico dura más de un año. Si un niño tomó antibióticos en repetidas ocasiones durante sus primeros años, la microbiota puede no tener tiempo para recuperarse por completo", alerta la investigadora Katri Korpela, cuyo proyecto de tesis doctoral incluye la investigación recientemente publicada.
El uso de los macrólidos se vinculó con características microbiota que han sido previamente asociadas con la obesidad y las enfermedades metabólicas. Por ejemplo, el uso de macrólidos durante los dos primeros años de vida se relación con mayor índice de masa corporal y el consumo intensivo de los macrólidos en los dos primeros años de vida también se asoció con un mayor riesgo de asma más adelante en la vida.
Los macrólidos parecen promover también el desarrollo de resistencia a los antibióticos, como la resistencia a estos antibióticos que se erigió en la microbiota de niños que los habían utilizado. "Los antibióticos de tipo penicilina parecían tener un efecto más débil sobre la composición y el funcionamiento del microbioma que los macrólidos", dice Korpela.
Los hallazgos de esta investigación apoyan la recomendación de evitar los macrólidos como el antibiótico primario y, en general, restringir el uso de antibióticos a una verdadera necesidad. Los antibióticos no deben emplearse para tratar infecciones autolimitadas y nunca 'por si acaso', enfatizan los investigadores.