MADRID, 13 Nov. (EDIZIONES) -
Hay distintos tipos de pecas pero las más corrientes son unas manchas planas, redondeadas, de 1 a 5 milímetros de diámetro, y que aparecen en grupos numerosos en el rostro, sobre todo en mejillas y nariz, y parte del cuerpo de algunas personas. Según explica la Fundación Piel Sana, su nombre técnico es 'efélide', y se definen como "pigmentaciones marrones de melanina que surgen en zonas del cuerpo expuestas al sol".
Su color suele ser uniforme, y siempre de un tono más oscuro que la piel del individuo, señala, a la vez que indica que las pecas tienen un origen genético, y su formación es similar al efecto por el cual se broncea la piel, un fenómeno conocido como 'melanogénesis'. De esta forma, al entrar en contacto con el sol, la melanina se distribuye de manera irregular por la piel, creando depósitos algo más densos en puntos concretos. Eso son las pecas.
En una entrevista con Infosalus, la miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), Leticia Alonso, señala que las pecas que comúnmente conocemos suelen aparecen con el sol y disminuyen o desaparecen en invierno, salvo en algunas personas, como las pelirrojas o las de piel clara, donde éstas pueden permanecer.
En concreto, especifica que son corrientes en las personas con fototipos de piel bajo, aunque también subraya que la cantidad de exposición solar influye en su aparición, además de determinados tratamientos médicos, rayos UVA. En este punto, resalta que tienen mayor predisposición a que aparezcan pecas aquellas personas de pieles claras, ojos claros, pelo rubio o pelirrojo, "la gente típica que se quema o tiene escasa y nula capacidad de broncearse", precisa Alonso.
Además, destaca que estas pecas son benignas, como tales no tienen riesgo de malignizarse, pero sí indican un daño por radiación ultravioleta, y por tanto mayor riesgo de desarrollo de otro tipo de lesiones. No obstante, la especialista del Hospital Quirónsalud San José (Madrid) y del Grupo Sanitas La Zarzuela advierte de que cualquier mancha es susceptible de ser diagnosticada. "Cuando una mancha no se quita justo después de la exposición solar, y persiste, debe ser valorada por un dermatólogo porque hay manchas que pueden ser cánceres de piel, pero como tal, las pecas o efélides son benignas", remarca.
Por su parte, la Fundación Piel Sana precisa que lo corriente no es que un bebé nazca con pecas, sino que éstas van surgiendo a partir del año, y pueden desaparecer en la edad adulta.
Sobre cómo prevenirlas, la experta de la AEDV recomienda emplear la fotoprotección, a través de cremas del máximo factor de protección (50+); evitando la exposición solar; y empleando protección física, como el sombrero, la sombrilla y las gafas.
MÁS TIPOS DE PECAS
En este contexto, recuerda también la existencia de los conocidos como 'léntigos solares' o manchas solares permanentes en la piel, bastante frecuentes en las personas de mayor edad; una afectación que suele aparecer en las zonas fotoexpuestas del cuerpo, tales como el dorso de las manos, los antebrazos, o la cara, por ejemplo.
Igualmente, dentro de las pecas o manchas también se encontrarían los 'lunares o nevus', "un tumor benigno de melanocitos", señala Alonso, unas lesiones pigmentadas ¿que pueden aparecer ya desde el nacimiento o ir aumentando hasta aproximadamente los 40 años.
A su vez menciona el melasma, una mancha solar que aparece generalmente en mujeres, (cuando aparece en embarazadas y lactantes se denomina cloasma). Se trata de una pigmentación relacionada con el sol en la que influyen cambios hormonales. El melasma suele desaparecer o disminuir ante la falta de exposición solar, aunque reaparece con nuevas exposiciones. Alonso precisa que también puede aparecer en personas que hayan tomado anticonceptivos.
"Cualquier mancha o lesión nueva, ante la duda, siempre hay que consultarla con el especialista. Una simple mancha puede ser maligna. Las cremas están tan bien logradas, uno no se quema, pero hay radiación solar que sigue llegando a la piel y produce mutaciones o daño a largo plazo. Por ello, hay que usar todo el año cremas protectoras, y debe disminuirse en lo posible la exposición solar directa", remarca la especialista de la AEDV.
Mientras, desde la Fundación Piel Sana aconsejan que las personas pecosas revisen su piel habitualmente. "Si alguna de las pecas cambia su color, tamaño, forma o bordes, es imprescindible consultarlo con un dermatólogo", sentencian.