Aumento de pecho: el 90% de mujeres quieren una talla 90 y 95

Operación mamas, implantes
SERGEY KARPOV
Actualizado: viernes, 7 octubre 2016 14:34

MADRID, 7 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Nueve de cada diez mujeres que se someten a un aumento de mamas demandan tener una talla que se sitúe entre la 90C y la 95B, además el 93 por ciento se decanta por los implantes redondos frente al 7 por ciento que los pide atómicos, según se desprende de un estudio realizado en las Clínicas Diego de León entre 1.052 mujeres operadas de aumento de pecho en los últimos meses.

   El rango de edad oscila entre los 20 y los 35 años en el 60 por ciento de los casos. Y la principal motivación para someterse a esta intervención quirúrgica, más del 90 por ciento de estas mujeres ha reconocido que su principal motivo ha sido mejorar su autoestima.

   Asimismo, muchas mujeres buscan un aumento de pecho ante la carencia de volumen -ausencia innata o provocada después de pérdidas bruscas de peso o de etapas específicas como el período de lactancia-; por que se ven afectados por una asimetría mamaria en uno o ambos senos; o por accidentes y enfermedades que de algún modo han repercutido en la autoestima de la mujer.

   El director de las Clínicas Diego de León, el doctor Miguel de la Peña, destaca que, actualmente, este tipo de intervención quirúrgica encabeza la lista de las operaciones de cirugía estética más demandadas en España, por encima de la liposucción y la blefaroplastia.

ANATÓMICOS VS REDONDOS

   El 93% de las mujeres que se han decantado por los implantes redondos, quieren conseguir un busto más elevado y un escote más pronunciado y llamativo. Como su propio nombre indica, el resultado de la forma, volumen y contorno son mucho más redondeados.

   En cambio, el 7% de las mujeres que demandan los implantes anatómicos, también conocidos como de pera, lágrima o gota de agua, pretenden que su pecho tenga un aspecto mucho más natural, con los que realmente es difícil detectar que se han sometido a una operación de cirugía estética.

   La operación suele durar 90 minutos bajo anestesia local y sedación y la recuperación dura aproximadamente una semana. La técnica más demandada en la intervención es la submamaria, por tratarse de la más sencilla y menos invasiva. La cicatriz queda escondida bajo el surco mamario. Las otras técnicas, menos solicitadas, son areolar y axilar. La areolar no deja apenas huella en la línea que separa el pezón y la mama, pero puede provocar una leve pérdida de sensibilidad en el pezón. Por su parte, la axilar no deja marcas visibles pero es de una ejecución compleja y menos recomendable.

  Al finalizar la intervención, señalan, "las mujeres llevan un sujetador médico post quirúrgico, que ayuda a sujetar la piel que ha sido o está siendo expuesta a un tratamiento especial. Es muy importante su uso para que el postoperatorio y sus resultados sean satisfactorios. Su utilización es necesaria durante el mes posterior a la cirugía. Tiene un papel importante en la fase de cicatrización".

   En cuanto a la prevención de los posibles efectos adversos, el doctor recuerda que es importante que las pacientes sean advertidas de las posibles contraindicaciones a través de su cirujano, "especialmente en los casos de mujeres embarazadas o en período de lactancia y en los de pacientes menores de edad".

   Del mismo modo hay que tener especial cuidado si la mujer es fumadora y si es consumidora de alcohol. Además, hay que tener en cuenta el resto de contraindicaciones comunes en otros tipos de intervenciones quirúrgicas, como trastornos de coagulación, enfermedades sistémicas, problemas cardíacos y estados infecciosos en los que por ejemplo, una muela infectada puede aumentar hasta un 70% el riesgo de infección.