MADRID, 2 Jun. (EDIZIONES) -
El proceso oncológico es duro y muchas veces muy largo. Machaca tanto física como psicológicamente a los pacientes. Por eso, todo aquello que ayude a paliar ese dolor siempre será bienvenido. Con los últimos avances médicos se ha conseguido restaurar partes del pelo que se pierden tras una quimioterapia, simularlas con un 'tatuaje' semipermanente o micropigmentación, por ejemplo en las cejas, o bien 'reconstruir' estéticamente una areola mamaria tras una mastectomía.
"Este tratamiento ayuda a curar la autoestima de los pacientes oncológicos. Ayudamos a los pacientes a mejorarla y, estéticamente, estos pueden volver a verse como antes de la enfermedad. Siempre nos dicen lo mismo. Es como un antes y un después. Es como cerrar un ciclo", celebra en una entrevista con Infosalus María Dolores Pérez Sancho, enfermera y presidenta de la Asociación española de Micropigmentación Estética, Paramédica y Oncológica (AMEPO).
Depende del paciente es recomendable hacerlo en una u otra zona. Siempre se necesita la autorización del oncólogo y suele realizarse o antes o después de la quimio, ya que durante el tratamiento suelen estar bajas sus defensas, precisa la experta de la Clínica de micropigmentación Rocasolano de Zaragoza.
Pérez Sancho detalla que las zonas más tatuadas con micropigmentación son las areolas mamarias. Para ello, detalla, se toma como modelo la areola de la mama sana, siempre y cuando no se haya procedido a la mastectomía de las dos mamas. Después, se crea una que tenga la misma forma, tamaño y color que la de la mama sana, a partir de técnicas hiperrealistas en tres dimensiones, y gracias también a un amplio abanico de colores.
También con esta técnica se camuflan las secuelas de cualquier intervención del proceso oncológico, y se disimulan las cicatrices. En este sentido, Katy Rocasolano, miembro de la Academia Americana de Micropigmentación (AAM, por sus siglas en inglés) destaca que este procedimiento también es importante para 'relajarlas' tras una operación oncológica, de forma que las cicatrices no tiren o molesten cuando, por ejemplo, va a cambiar el tiempo. "Un 70% de las personas notan tirantez en las cicatrices. Se pueden relajar con una técnica sin color que las distiende, no sólo a nivel estético, sino también para reducir esa tirantez", precisa en una entrevista con Infosalus.
UNA TINTA SEMIPERMANENTE Y SIN APENAS DOLOR
Pero, ¿en qué consiste la micropigmentación? Rocasolano, con certificación CPCP de la Sociedad de Cosmética Profesional Permanente internacional, explica que esta técnica representa una especialidad estética que busca corregir o modificar un rostro, o bien cualquier parte del cuerpo, mediante la implantación de pigmentos a nivel epidérmico de forma "natural y segura". Aquí la especialista recalca la importancia del diseño y de la armonía del color para lograr un resultado lo más natural posible, tanto en el cuerpo como en el rostro. "Para mi es una puerta hacia la felicidad porque logra elevar la autoestima de estos pacientes oncológicos", resalta.
A su juicio, este procedimiento también refuerza las relaciones sociales, porque si una persona está mejor consigo misma lo podrá transmitir a los demás. "Al realizar la micropigmentación es mejor huir de la exageración, siempre menos es más, y los resultados tienen que ser sutiles y creíbles", subraya la especialista. De esta manera, defiende, se consigue que las personas se vean mejor y no sepan por qué. "La micropigmentación debe encajar en la morfología de la persona", precisa.
Uno de los aspectos que diferencia esta técnica estética del tatuaje es su duración. La micropigmentación permanece entre uno y cinco años. "Pero no tiene nada que ver cómo estará el primer año a los siguientes, ya que tiene lugar un desvanecimiento del color progresivo. Por eso, cada cierto tiempo, se recomienda un repaso, especialmente en la zona del rostro. Mientras que en el tatuaje el color va cambiando pero hacia tonos más apagados", precisa.
Además, en la micropigmentación los pigmentos pasan por un control sanitario, no provocan irritación. Igualmente, se diferencian en los pigmentos y en la tinta, que tienen diferencias moleculares. A su vez, en la micropigmentación se trabaja entre la epidermis y la dermis (entre los 0,8 milímetros y los 1,6 milímetros) y no se atraviesa la capa basal, mientras que en el tatuaje se pasa a la parte más profunda de la piel, a unos seis o siete milímetros.
"Al afectar a la capa más externa de la piel, la regeneración celular es más constante y por eso se desvanece antes la micropigmentación", señala Rocasolano. La duración depende también del tipo de piel. "No se desvanece de igual forma en pieles secas o grasas, o en pieles expuestas al sol. El sol es el enemigo número uno para la salud de la piel, pero también de la micropigmentación", apostilla.
Por otro lado, precisa que esta técnica no suele causar dolor en el paciente, ya que siempre suele estar anestesiado. No obstante, puede llegar a molestar un poco, pero todo dependerá del paciente y de su nivel de resistencia al dolor.
Finalmente, resalta que es muy importante la información sobre el proceso de la micropigmentación, que se hagan simulaciones para que el paciente sepa que no sirve cualquier cosa. "Hay que respetar la morfología de la persona y se hacen una serie de mediciones previas para mostrar a los pacientes que se va a obtener un resultado seguro y natural", sentencia.