MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale de Francia (Inserm) han demostrado que los mastocitos y las neuronas sensoriales se agrupan en 'unidades neuroinmunes sensoriales', no muy diferentes en forma a un racimo de uvas, en la dermis.
"Los mastocitos y las neuronas se unen en la dermis. Todavía no entendemos las interacciones moleculares que los unen, pero hemos cuantificado las distancias entre ellos, que son minúsculas", ha destacado el principal autor del trabajo, Nicolas Gaudenzio.
Los investigadores demostraron entonces que cuando los ratones estaban expuestos a los ácaros del polvo, estas 'unidades neuroinmunes sensoriales' eran capaces de detectar la presencia de estos alérgenos, desencadenando una inflamación alérgica. De esta forma, han explicado cómo los alérgenos llegan hasta los nervios en esta enfermedad.
Los pacientes con dermatitis atópica tienen numerosos neuropéptidos en la sangre, unos mensajeros químicos que transportan mensajes nerviosos, y cuyo nivel está correlacionado con la gravedad de la enfermedad. La identificación de estos neuropéptidos en la sangre indica la activación de las neuronas sensoriales. Estos pacientes también tienen un número de enzimas en la sangre que indican la presencia de mastocitos. Los mastocitos son células inmunitarias presentes en la piel que desempeñan un papel esencial en la modulación de los procesos inflamatorios y alérgicos.
Varios estudios han evidencido que los factores genéticos están involucrados en el desarrollo de esta enfermedad inflamatoria crónica de la piel, y sugieren que resultan en un deterioro de la barrera cutánea. Esto permite que los alérgenos presentes en el medio ambiente, desde el polen hasta los ácaros del polvo, penetren en la dermis y estimulen el sistema inmunológico, que reacciona de forma anormal a esta "amenaza" provocando el eccema.
Sin embargo, los mecanismos de hipersensibilidad a los alérgenos y la hiperactividad del sistema inmunológico en pacientes con dermatitis atópica aún no se comprenden completamente. Por ello, los investigadores estudiaron la forma en que el sistema inmune interactúa con las neuronas sensoriales para regular los procesos inflamatorios en la dermatitis atópica.
Los investigadores estudiaron modelos animales de dermatitis atópica. Bajo la piel de ratones que mostraban signos de reacciones inflamatorias, observaron que los mastocitos y las neuronas sensoriales se agrupaban en 'unidades neuroinmunes sensoriales' no muy diferentes en forma a un racimo de uvas. "Los mastocitos y las neuronas se unen en la dermis. Todavía no entendemos las interacciones moleculares que los unen, pero hemos cuantificado las distancias entre ellos, que son minúsculas", ha destacado el principal autor del trabajo, Nicolas Gaudenzio.
Los investigadores demostraron entonces que cuando los ratones estaban expuestos a los ácaros del polvo, estas 'unidades neuroinmunes sensoriales' eran capaces de detectar la presencia de estos alérgenos, desencadenando una inflamación alérgica.
A largo plazo, este descubrimiento podría tener implicaciones terapéuticas prácticas. "Hasta ahora, los pacientes podían ser tratados con tratamientos biológicos (terapia biológica), pero éstos, obviamente, tratan la enfermedad más adelante, después de que se hayan producido los brotes. Creemos que hemos puesto el dedo en la llaga y ahora queremos continuar nuestra investigación para identificar nuevas moléculas que puedan bloquear las interacciones entre los mastocitos y las neuronas sensoriales, y así tener un efecto terapéutico beneficioso para los pacientes", asegura el investigador.