MADRID 11 Ago. (EUROPA PRESS) -
El cirujano capilar en Hair & Be, el doctor Javier de Felipe, advierte de que, ante clínicas de injerto capilar que no exploren al paciente y que no realicen un estudio previo mínimo, como una analítica completa, "hay que desconfiar".
Este 3 de agosto, un ciudadano británico de 38 años perdió la vida en Estambul (Turquía) horas antes de someterse a su segunda intervención de cirugía capilar, valorada en 1.750 euros. Aunque la clínica declaró que el paciente se sintió indispuesto horas antes de comenzar la intervención, durante la fase preparatoria, algunos medios turcos han reportado que la muerte se produjo después de cinco horas en el quirófano. Ante esta discrepancia, las autoridades turcas han puesto en marcha una investigación por posible homicidio por imprudencia.
En este contexto, el doctor de Felipe subraya que "la primera y más importante decisión no es dónde o por cuánto te operas, sino si eres apto para operarte", añade. En este sentido, "el médico debe ser capaz de detectar si el paciente tiene alguna limitación o patología que desaconseje una cirugía".
Así, criterios de exclusión como enfermedades crónicas cardíacas, alergias a anestésicos, uso de fármacos anticoagulantes o la existencia de dermatitis graves son motivos para posponer o suspender definitivamente una cirugía. En estos casos, "es el médico titular del paciente quien debe autorizar el procedimiento. Y para ello es fundamental que exista comunicación entre el médico que realizará el injerto y el resto de facultativos con responsabilidad sobre el paciente".
Asimismo, de Felipe explica que esto solo puede darse cuando existe compromiso máximo con la salud de los pacientes y cuando se entiende que algo tan sencillo como una patología de base puede pautar la no viabilidad de la cirugía. "Desafortunadamente cuando el paciente elige operarse por precio y en otros países esta máxima no siempre se cumple", afirma.
Por otro lado, el experto apunta que incluso con una planificación exhaustiva, "un médico debe estar preparado para suspender una cirugía si la seguridad del paciente se ve comprometida". En este sentido, explica que, aunque es poco común, una intervención puede detenerse por reacciones adversas a la medicación o si una zona donante que se había valorado como buena no cumple con la cantidad o calidad de unidades foliculares necesarias.
Con la cirugía terminada, según el experto, el paciente sale del quirófano sin riesgo de hemorragia posterior y sin necesidad de apósitos en la zona receptora. Si bien se puede producir una inflamación leve, es un proceso normal que se maneja con medicación y medidas posturales.
"La cirugía capilar es un procedimiento de bajo riesgo, pero siempre es una cirugía. La presencia de un cirujano experto durante todo el procedimiento y un equipo médico cualificado no es un lujo, es una obligación", concluye de Felipe.