Gafas: más que moda

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Foto: VARILUX
Actualizado: martes, 7 octubre 2014 1:57

MADRID, 26 Feb. (Infosalus/EP) -

   Después de superar la aparición en escena de las lentillas para corregir los defectos de la visión, las gafas han pasado a ocupar un espacio en ocasiones más estético que sanitario en el botiquín de primeros auxilios cosméticos de mujeres y cada vez más hombres.

   Según explica a Infosalus Luis Alfonso García, miembro del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas de España, una elección impulsada por el precio o por la moda, más que por el mantenimiento de la salud ocular, puede perjudicar a los ojos y dar lugar a más que simples molestias o dolores de cabeza derivados de una mala adaptación de la montura de las gafas.

   Las gafas son un instrumento óptico y un producto sanitario que se basa en una parte fija que son las lentes, que compensan los defectos de la visión, sujetas a través de un puente sobre la nariz y por unas varillas curvadas sobre las orejas, aclara el experto. Hasta ahí todo parece obvio pero ¿cómo puede causar dolor de cabeza una montura mal adaptada o que no puede amoldarse a la persona?

   Estos tres elementos (lentes, puente y varillas) tienen que poder adaptarse a las características anatómicas y de visión de cada persona, si no es así se producen molestias que pueden ir desde pequeñas heridas en la piel producidas por las varillas, a marcas en la nariz derivadas del puente o incluso a los mencionados dolores de cabeza.

   La respuesta a la pregunta planteada en el párrafo anterior es que cuando existe una mala adaptación de la curvatura de las varillas la montura puede apoyarse en el mastoideo, parte del hueso temporal, y esto puede producir dolor en esta zona, incomodidad y dolores de cabeza.

Elegir con buen criterio

   Si la salud es lo primero, Luis Alfonso García ayuda a Infosalus a aclarar algunos de los aspectos más importantes para que elegir y usar gafas no nos produzca dolor de cabeza ni de bolsillo:

1. No todas las monturas valen para todo el mundo. Los principales problemas en la comodidad aparecen cuando el tamaño de las gafas no se adapta al de la cabeza o cara de la persona. Aunque la moda dicte en las distintas temporadas el tamaño de las monturas, debemos ser conscientes de la cantidad de tiempo que se utilizan antes de dejarnos guiar por estos condicionantes estéticos. Además, niños, adultos, deportistas o profesionales necesitan en función de su actividad gafas con características distintas.

2. Existen afecciones que condicionan la estética. Tanto la miopía como la hipermetropía crean efectos sobre el ojo que los cristales y monturas de tamaños más reducidos pueden contrarrestar. La visión de un ojo demasiado pequeño o demasiado grande se reduce al disminuir el tamaño de las gafas, además de limitar el peso de éstas, en ocasiones mayor por el tipo de lentes que se emplean.

3. Golpes, malas posturas, caídas o el deterioro con el paso del tiempo hacen necesaria la readaptación de la montura o su sustitución. García explica que la adaptabilidad de la montura lleva a que costumbres como leer en la cama y quedarse dormido con las gafas puestas o llevarlas en el bolsillo sin protección ocasionen un desajuste en la estructura. En ocasiones el experto señala que ha atendido a personas con fuertes marcas en la nariz o en las orejas sólo porque mantienen las mismas monturas durante años.

4. No intentar arreglarlas uno mismo. En estos casos lo mejor es acudir a los establecimientos de Óptica lo antes posible para que los profesionales puedan arreglarlas y no intentar hacerlo uno mismo, ya que las gafas pueden romperse o quedar mal adaptadas, con las consecuentes molestias que esto puede producir.

5. Cuidado con las compras por impulso. Las gafas de sol o las gafas premontadas no suelen poder adaptarse con facilidad y no aplican las correcciones visuales adecuadas así que puede que en los primeros días de uso nos demos cuenta de que el gasto ha sido inútil.

6. Si existe vista cansada mejor acudir al especialista antes de comprar gafas premontadas. Ante la avalancha de estos productos en el mercado a unos precios muy reducidos y en una multitud de modelos y colores, García recuerda que al adquirirlos sin ayuda de un profesional se pierde la oportunidad de mantener una correcta salud visual. La vista cansada comienza hacia los 40 años y consiste en una ralentización de la capacidad de enfoque automático del ojo. En muchas ocasiones, además de este deterioro natural del ojo existen afecciones que el profesional detecta y que también deben añadirse a las características de las gafas, de no hacerlo la salud ocular se va deteriorando de forma más rápida.

7. Mejor una revisión anual. García concluye con la recomendación de la visita anual al profesional óptico y optometrista como forma de corrección de posibles defectos en la montura y adaptación de la graduación de las lentes y la prevención de graves trastornos oculares 'silenciosos' como el glaucoma.