MADRID, 27 Sep. (Infosalus/EP) -
Las espalderas son uno de los elementos básicos de todo gimnasio que cobra ahora un especial protagonismo y una utilidad renovada dentro de las tendencias de entrenamiento funcional que renuevan el sector del fitness. Para muchos, el ejercicio no tiene que ser aburrido, es más, entre los primeros objetivos que se persiguen durante el entrenamiento se encuentra la diversión.
Según explica a Infosalus Isaac Salinas, 'Fitness manager' de Virgin Active Aragonia, el entrenamiento funcional se centra en los objetivos físicos de cada individuo para lo que se emplea un conjunto de ejercicios que tratan de mejorar las capacidades físicas de forma global, no sólo centrando la atención en la fuerza o la resistencia. Este tipo de entrenamiento proporciona mejoras a niveles de equilibrio, coordinación y fuerza.
El Queenax o jaula funcional es una estructura metálica que en su forma más simple se asimila a dos espalderas enfrentadas y una de techo. El tamaño es variable, ya que se pueden ir añadiendo estructuras para aumentar el espacio de entrenamiento. Por lo general, en el Queenax existen entre 6 y 8 puestos.
Según señala Salinas, el principal atractivo del Queenax es que aporta diversión al entrenamiento en el gimnasio, "merece la pena intentar este entrenamiento global y completo en una sola estructura y comprobar que es capaz de mejorar todas tus capacidades físicas".
El entrenamiento en la jaula funcional implica ejercicios musculares y movimientos básicos de cualquier tipo (pirometrías, sentadillas, press de banco, remos, por citar algunos). Además, a esta jaula funcional se pueden adaptar otros elementos como anillas, poleas, barras paralelas (para fondos o triceps, por ejemplo) o barras para hacer ejercicios de dominadas.
Todo ello aporta a este tipo de entrenamiento más posibilidades frente al entrenamiento tradicional en máquinas de gimnasio o con pesos libres que supone una limitación de los movimientos a un solo plano o como mucho a dos.
ENTRENAMIENTO EN SUSPENSIÓN
Aunque en esta estructura se pueden implementar todo tipo de accesorios, entre los de más éxito se encuentra el denominado 'superfunctional', que consiste en un entrenamiento en suspensión similar a un trapecio.
En este accesorio se pueden realizar todo tipo de ejercicios básicos como fuerza, sentadillas, zancadas, saltos, remos o pressing. "Es más divertido que el trabajo en las máquinas y no es necesario cambiar entre ellas para realizar los distintos ejercicios".
Otro de los elementos que puede adaptarse al Queenax es el denominado 'TRX', un entrenamiento en suspensión basado en el entrenamiento de fuerza que consiste en varias cuerdas terminadas en anillas sujetas a la jaula funcional. Los ejercicios se realizan con la única ayuda de estas cuerdas como elemento de soporte.
Dentro del entrenamiento funcional y adaptable al Queenax también se utiliza el denominado entrenamiento antigravedad. Consiste en una tela de extensión similar a una sábana que adapta su tamaño al tipo de ejercicio para abarcar zonas del cuerpo más o menos extensas y que a modo de columpio pende del techo o de la jaula funcional.
Como explica Salinas, durante las clases de 50 minutos, los ejercicios que se realizan pueden proceder del ámbito del Pilates, el yoga o el fitness clásico, trabajando sobre aspectos como la fuerza o la resistencia en un ambiente más relajado que busca una mayor conexión entre cuerpo y mente.
Aunque cuando los ejercicios son bien prescritos y supervisados por un instructor no presentan contraindicaciones, Salinas señala que aquellas personas que sufran algún tipo de alteración en lumbares y cervicales deben tener especial cuidado. En estos casos, el especialista sugiere fortalecer la musculatura de estas áreas antes de realizar ejercicios que supongan más exigencias.
Según apunta Salinas, la ventaja del entrenamiento en suspensión en relación con otros tipos de entrenamiento es que busca la estabilización de las estructuras del organismo. Los ejercicio obligan al desarrollo de la musculatura más profunda y estabilizadora, lo que mejora la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza de la parte central del cuerpo.
"Al estar suspendido en el aire empleas una musculatura que en otras circunstancias no trabajarías y ayudas a que se produzca la alineación de las estructuras óseas del organismo", concluye.