MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -
El especialista en Otorrinolaringología del Hospital Ruber Internacional y Cirujano Plástico Facial Certificado en 'Beauty One Center', Javier Galindo, ha alertado del aumento de rinoplastias secundarias, reintervenciones por malos resultados, por el intrusismo y las clínicas 'low cost'.
Y es que, según las estadísticas de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y estética (SECPRE), la rinoplastia es, en concreto, la quinta intervención de cirugía plástica estética más realizada en España.
En torno a 1 de cada 10.000 españoles se somete a ella anualmente, siendo los pacientes más habituales los de edades comprendidas entre los 18 y los 45 años. Si bien el número de rinoplastias practicadas a mujeres triplica casi a las realizadas a hombres (unas 3.200 vs. 1.100), porcentualmente es una intervención más demandada por ellos.
De todas las operaciones de cirugía plástica estética a las que se someten los hombres españoles, en torno al 14 por ciento corresponden a rinoplastias; por el contrario, del total de intervenciones a pacientes femeninas, las rinoplastias no llegan al 6 por ciento.
Como ha ocurrido en otras especialidades, como es el caso de la odontología, con el aumento de la demanda de cirugía estética han surgido también centros 'low cost' que ofrecen intervenciones a precios muy reducidos. Se trata de clínicas que aprovechan las lagunas legales para captar pacientes que carecen de recursos suficientes.
"Por ello, es importante asegurarse de que la clínica está legalizada y cuente con un equipo de reanimación y UVI, por si surgen complicaciones. Asimismo, es conveniente solicitar por escrito los resultados que se pretenden conseguir y pedir fotografías del antes y el después. La cirugía estética es la única especialidad quirúrgica en la que puede exigirse un contrato de resultados. El médico está obligado a obtener un resultado y no sólo a poner todos los medios posibles para conseguirlos", ha explicado el experto.
"MUY MALOS RESULTADOS"
Asimismo, prosigue, en clínicas especializadas en rinoplastia, cada vez se reciben a más pacientes operados previamente que presentan "muy malos" resultados y no están satisfechos. "Son pacientes especiales, que han pasado una o varias veces por el proceso de decidir operarse, han sufrido los nervios del quirófano, la recuperación posterior y el resultado ha sido malo, lo que les ocasiona un trauma físico por las secuelas de la cirugía y un trauma emocional de difícil manejo", ha apostillado.
La primera visita en consulta antes de una rinoplastia secundaria se centra en los aspectos psicológicos y en intentar infundir confianza en el paciente. "La rinoplastia secundaria, técnicamente es muy compleja, quizás uno de los procedimientos más difíciles en cirugía estética. Cada caso es único, y pese a realizar una exploración minuciosa en consulta siempre existe una parte impredecible sobre qué secuelas pueden encontrarse. Por ello, en cirugías de revisión se suele optar por el abordaje abierto, para tener una idea clara de las deformidades y poder corregirlas", ha argumentado.
Uno de los problemas, prosigue, es la falta de estructura y soporte en la nariz por excesiva resección previa. En estos casos se recurre a zonas como la oreja o la costilla para obtener nuevo cartílago del paciente con el que reconstruir la nariz. Se denomina rinoplastia estructural, y es básica para restablecer la armonía en una nariz mal operada. A partir de ahí, mediante suturas o injertos estéticos, se intenta obtener el mejor resultado posible.
"Cuando son leves o moderadas el resultado puede ser casi tan bueno como en un paciente no operado, pero cuando las secuelas son severas es honesto ajustar las expectativas del paciente e intentar conseguir una nariz que pase desapercibida y tenga un aspecto natural, evitando la apariencia de nariz operada que atrae las miradas de la gente. Restablecer la confianza en uno mismo y hacer olvidar el trauma físico y psíquico de la cirugía previa hacen que los pacientes se sientan por fin contentos", ha zanjado Galindo.