MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS) -
A pesar de lavarnos con regularidad y estar en contacto con objetos cargados de bacterias, nuestro entorno personal de microbios en la piel sigue siendo muy estable a lo largo del tiempo, según informa un estudio de metagenómica, publicado este jueves en 'Cell'. Para sus autores, este hallazgo podría aplicarse para entender mejor una amplia gama de trastornos de la piel humana mediante el desarrollo de enfoques de trasplante de prebióticos, probióticos y microbianos.
La piel humana es un ecosistema compuesto por una amplia gama de hábitats para bacterias, hongos y virus. Aunque la mayoría de estos microbios son inofensivos o beneficiosos, algunos se han vinculado con trastornos de la piel como acné, psoriasis y eczema. El estudio de la variabilidad de las comunidades microbianas a través de sitios de la piel ha sido clave entender, por ejemplo, por qué el eczema tiende a afectar a los sitios húmedos, como las curvas de los brazos y las piernas, mientras que la psoriasis se produce comúnmente en los lugares secos, como los codos y las rodillas.
Sin embargo, no ha quedado claro cómo las comunidades microbianas que se encuentran en los sitios de la piel cambian con el tiempo y cómo estas modificaciones pueden afectar a la salud humana. En un estudio reciente de metagenómica, los autores del trabajo, Heidi Kong, del Instituto Nacional del Cáncer, y Julie Segre, del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, de Estados Unidos, revelaron que las comunidades de hongos, víricas y bacterianas no sólo muestran una fuerte preferencia por habitar sitios específicos de la piel, sino que sirven como huellas dactilares microbianas que son altamente únicas de individuos.
LA ESTABILIDAD MICROBIANA VARÍA SEGÚN ZONAS DEL CUERPO
En el nuevo trabajo, ampliaron esa investigación previa mediante el examen de la estabilidad longitudinal de estas comunidades microbianas de la piel. Los investigadores tomaron muestras de piel de 12 individuos sanos en tres momentos sucesivos, entre un mes y dos años, y realizaron la secuenciación metagenómica a través de 17 puntos de la piel.
Sorprendentemente, las comunidades microbianas de la piel se mantuvieron muy estables en el tiempo, a pesar de la exposición típica a perturbaciones externas, como el contacto rutinario con otros individuos, ropa y ambientes. En lugar de la adquisición de los microbios prevalentes del ambiente, los individuos conservaron sus propias firmas microbianas únicos, con la estabilidad de las comunidades microbianas de la piel variando entre individuos y cepas microbianas, con algunos que muestran más cambios que otros.
Además, algunos sitios de la piel contenían comunidades microbianas más variables que otras. Por ejemplo, los sitios de piel grasa, como el conducto auditivo externo y posterior contenían las comunidades bacterianas y fúngicas más estables, e incluso sitios secos altamente expuestos, como la palma de la mano, mostraron una notable estabilidad en el tiempo. Por el contrario, los sitios con alta diversidad microbiana, como los pies y lugares húmedos, fueron los menos estables en el tiempo, tal vez debido a factores como la higiene personal o la exposición a ambientes más variables.
Una limitación del estudio es que se centra en un pequeño número de adultos sanos. En estudios futuros, Kong y Segre planean utilizar lo que han aprendido sobre los microbios de la piel sana para evaluar a pacientes con eczema e inmunodeficiencias primarias.
"Los estudios futuros pueden utilizar el conocimiento de la estabilidad relativa de las comunidades microbianas de la piel en adultos sanos para entender cómo diversas exposiciones o el estado de la enfermedad pueden alterar estos microbios en la piel --señala Segre--. Por ejemplo, los estudios en pacientes con acné podrían explorar si cepas específicas florecen durante los brotes de acné adolescente o cambian con medicamentos como los antibióticos".