MADRID, 28 Feb. (EDIZIONES) -
La Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) recuerda cómo nuestra piel, que constituye el órgano más extenso del cuerpo, necesita una serie de cuidados habituales durante todo el año, y otros que podemos realizar en épocas determinadas.
"Evidentemente, va a depender mucho del estado previo de la piel de la cual partimos, de la edad, o del fotoenvejecimiento previo, pero si tenemos en cuenta una serie de principios básicos, lograremos mejorar la calidad cutánea", asegura.
Así, subraya que, además de los cuidados habituales diarios imprescindibles (limpieza, hidratación, revitalización y fotoprotección), existen épocas del año en las que sería aconsejable preparar la piel más a fondo, destacando que en invierno hay que protegerse del frío y de la sequedad consecuente.
Asimismo, advierte de que aquellas personas que tengan la piel muy sensible a los cambios de temperatura, que se manifiestan por el contacto de la piel con ambientes de calefacciones potentes, deben usar siempre cremas específicas para pieles sensibles.
En una entrevista con Infosalus, la directora de la Clínica Sara Carrasco de Bilbao y miembro de la AEDV, la doctora Sara Carrasco, explica que en invierno la piel cambia, fundamentalmente por los cambios de clima. En primer lugar, indica que percibe menos luz y se ve sometida a una mayor agresión térmica (frío/viento). "La glándula sebácea modifica la calidad del sebo que produce, la grasa de la piel es más densa", agrega.
Además, sostiene que hay más problemas retencionales, por lo que empeoran los acnés, por ejemplo. Al mismo tiempo, indica que con el mayor contraste de temperatura, entre la calefacción y el exterior, típico de la época, la microvascularización de los vasos sanguíneos de la piel "está más agredida", y hay más pequeñas inflamaciones subclínicas en la piel, además de que empeoran las rosáceas, aumentan la inflamaciones y las pieles sensibles están en su peor momento.
Carrasco señala así que, si se tiene una piel normal o normal/mixta, ambas necesitarán una mayor hidratación, además de una mayor limpieza. "En el caso de la piel normal podemos hacerlo con una hidratante. Las pieles mixtas, en ocasiones, debemos añadirle un sérum específico. Las pieles normales/mixtas o grasas necesitarán una mayor renovación para evitar problemas retencionales. Es muy interesante realizar exfoliaciones con productos adecuados una vez por semana o mascarillas que limpien la piel sin agredirla", agrega.
A juicio de la experta, especial cuidado merecen en esta época las pieles sensibles, que se deben proteger con cremas específicas de los cambios de temperatura y del frío, y si es necesario acudir a su dermatólogo para que paute un tratamiento adecuado.
Aquí destaca que hay que seguir usando la fotoprotección solar, porque la piel sigue recibiendo radiación, si bien la hidratación debe aumentar más que en el verano, y emplear además de la crema convencional hidratante un sérum con hialurónico, por ejemplo, que poner minutos antes de la crema. "La hidratación no es poner una crema más gorda, sino que significa hidratar. Un fallo muy común es comprarse una crema más densa de lo habitual", recalca la especialista de la AEDV.
Igualmente, sostiene que comer bien, controlar los niveles de estrés y descansar de forma adecuada es importante en el cuidado de la piel, no sólo en el verano, sino también en el invierno, "ya que la piel nota la falta de regularidad y de estrés".
Por otro lado, la experta subraya que invierno es un buen momento para hacer cualquier tratamiento que implique una renovación intensiva de la piel, como una luz pulsada para eliminar manchas, un láser para mejorar las cicatrices y las marcas, un peeling para renovar la piel, o aquellos tratamientos más profundos, como aquellos que reposicionan los tejidos, recuperan el óvalo facial, o tratan y previenen de forma profunda el envejecimiento.