MADRID, 5 (INFOSALUS)
Durante el verano es típico pasar mucho tiempo bajo el sol, lo que produce ciertos efectos en la piel, desde el simple moreno -si se han tomado las medidas de protección correspondientes- hasta un daño más o menos grave -si se ha dejado la piel desprotegida.
Otros factores típicos de la época estival que pueden afectar a la piel son la fricción, por la escasez de ropa; el clima seco y cálido; el sudor; y el contacto frecuente con el agua salada y con los químicos del agua de la piscina.
Por ello, el dermatólogo de la Clínica Go&Fer de Barcelona y médico de Doctoralia, el doctor Urbà González, ha recomendado seguir estos cinco consejos para recuperar el buen estado de la piel y mantener el bronceado durante más tiempo.
1. Una buena crema hidratante.
Ante la exposición al sol, la piel pierde su hidratación, por lo que se aconseja aplicar cremas hidratantes en la piel cada 3 o 4 días para repararla.
2. Usar productos suaves.
La piel puede estar más irritada o más sensible de lo normal tras el verano. Para evitar que se dañe, es importante utilizar productos poco irritantes y suaves.
3. Cuidado con las pecas.
Una de las consecuencias más rápidas y visibles de la exposición solar son las pecas. Al igual que con los lunares, se debe controlar el número y aspecto de las mismas y, ante cualquier cambio, acudir al dermatólogo.
4. En la dieta, aceite de oliva y mucha fruta.
No solo se debe nutrir a la piel desde el exterior, sino también mediante la alimentación. La dieta mediterránea contiene alimentos muy beneficiosos para la piel, entre ellos, el aceite de oliva, con alto contenido en ácidos grasos y vitamina E, que ayudan a la regeneración y protección de la piel; y la fruta, por su aportación de vitamina C y antioxidantes que protegen la piel de los agentes externos y evitan el envejecimiento prematuro.
5. Tras el verano, visita al dermatólogo.
El verano es la época en la que más cambios sufre la piel y tras la cual pueden aparecer más problemas. Por ello, es muy importante visitar al dermatólogo a la vuelta de las vacaciones, especialmente si se tiene la piel sensible o problemas de dermatitis.