VALÈNCIA, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de las universidades de València, Cádiz y Sevilla, en colaboración con el hospital Virgen del Rocío y el Instituto de Salud Carlos III, han relacionado cómo influye la imagen que los jóvenes de entre 14 y 21 años tienen de sí mismos con conductas que permanecen en etapas posteriores y que pueden derivar en trastornos emocionales de distinta índole.
A través del análisis de tendencias en adolescentes, como la preocupación por la ropa o por el peso, las actividades sociales, la restricción de la comida o el ejercicio físico, los expertos pueden diagnosticar de manera temprana patologías relacionadas con la insatisfacción con su propia imagen, explica la Universitat de València a través de un comunicado.
Según las conclusiones del estudio, difundido por la Fundación Descubre, el hecho de que una persona plantee una determinada acción para modificar aspectos de su cuerpo con los que no está satisfecho, puede derivar en un estilo de vida que permanezca a largo plazo.
"Sentir más o menos satisfacción con el propio cuerpo es algo que podemos llevar mejor o peor; pero es lo que estamos dispuestos a hacer para conseguir vencer nuestra insatisfacción corporal, lo que lleva a dificultades de funcionamiento. Este pasar a la acción suele traer problemas, pero mucho más en la adolescencia, por ser un periodo especialmente crítico. Es importante enseñar a nuestros niños y adolescentes a valorar sus cuerpos en la diversidad", ha destacado Conxa Perpiñá.
Para el grupo investigador, conocer cuáles son las pautas que puedan derivar en conductas preocupantes es fundamental para establecer medidas a tiempo. Los expertos describen cómo hacerlo a través del llamado modelo de mediación, en el artículo 'Body image and adolescence: A behavioral impairment model', publicado en la revista Psychiatry Research.
"El estudio, por tanto, pretende aplicar un modelo que anticipe si esa idea sobre sí mismo puede comportar cambios graves. Es el caso de si observamos, por ejemplo, una excesiva preocupación por el peso, o por modificar el físico mediante cirugía, conductas cada vez más frecuentes entre adolescentes y que permanecen en adultos", concluye Juan Francisco Rodríguez Testal, investigador del grupo Alteración Mental y Disfunción Social de la Universidad de Sevilla, y uno de los firmantes del artículo.
En su análisis, los expertos han partido de tres variables iniciales: género, grado de insatisfacción por el propio cuerpo y la orientación de la apariencia, es decir las acciones que se toman o no para mejorar esa insatisfacción. Estas valoraciones se relacionan con lo que la persona piensa de sí misma y cómo la ven los demás, es decir, pensamientos autorreferenciales.
Además, existen variables iniciales, intermedias y finales que se relacionan entre sí. Aspectos como la edad, el género, la clase social, enfermedades o fármacos, consumo de alcohol o drogas se suman a otras características como el nivel de ansiedad o de depresión, que desempeñan un papel fundamental en la autoconciencia sobre el físico, según los expertos.
MODELOS "CADA VEZ MÁS EXIGENTES"
"En la actualidad, los modelos que toman los adolescentes son cada vez más exigentes. Esto hace que la insatisfacción sobre la imagen propia crezca y se adopten medidas para modificarla, como hacer dieta o ejercicio. En el estudio hemos valorado distintas variables estableciendo múltiples relaciones directas e indirectas entre ellas para obtener un modelo válido que explique las causas y pronostique las consecuencias", según Rodríguez Testal.
Con el análisis de estas variables extraídas a través de una batería de preguntas realizadas a 661 jóvenes de entre 14 y 21 años, los investigadores han determinado que a los 16 años la idea sobre insatisfacción y la orientación hacia acciones de mejora aumentan.
Sin embargo, la población más vulnerable hacia conductas que puedan perdurar en el tiempo o que desemboquen en patologías es más temprana, tanto por el nivel de ansiedad que presentan como por las orientaciones de la apariencia hacia las que derivan, más continuadas y exigentes. De hecho, actualmente el equipo investigador está en fase de recopilación de datos en otro proyecto similar en el que han ampliado el rango de edad a los 12 años para profundizar en este aspecto.
Además, según refiere el investigador Juan Francisco Rodríguez Testal, estudios anteriores han manifestado que un 70% de las mujeres adultas se muestran insatisfechas con su imagen, presentan una mayor tendencia hacia la orientación de la apariencia y pueden desembocar en síntomas depresivos u otras ideas de referencia que supongan cambios comportamentales serios.