La adolescencia temprana es clave para introducir probióticos que podrían prevenir el acné

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Publicado: jueves, 14 agosto 2025 15:18

    MADRID, 14 Ago. (EUROPA PRESS) -

    Investigadores del MIT (Estados Unidos) han revelado que muchas cepas nuevas de 'Cutibacterium acnes', una especie que se cree contribuye al desarrollo del acné, se adquieren durante la adolescencia temprana. Sin embargo, después, la composición de estas poblaciones se vuelve muy estable y no cambia mucho, incluso al exponerse a nuevas cepas.

   Esto sugiere que esta etapa de transición podría ser la mejor ventana para introducir cepas probióticas de 'C. acnes', señala Tami Lieberman, profesora asociada de ingeniería civil y ambiental, miembro del Instituto de Ingeniería Médica y Ciencias del MIT y autora principal del estudio. Los datos se publican en 'Cell Host and Microbe'

   "Descubrimos que existen dinámicas sorprendentes, y estas dinámicas nos brindan información sobre cómo diseñar una terapia probiótica. Si supiéramos que una cepa puede prevenir el acné, estos resultados sugerirían que deberíamos asegurarnos de aplicarla en las primeras etapas de la transición a la edad adulta para que realmente se injerte", afirma.

   Aunque 'C. acnes' se ha relacionado con el desarrollo del acné, aún no se sabe con certeza por qué el acné se desarrolla en algunas personas y no en otras. Es posible que algunas cepas sean más propensas a causar inflamación cutánea o que existan diferencias en la respuesta del sistema inmunitario del huésped a la bacteria, afirma Lieberman. Actualmente existen cepas probióticas de 'C. acnes' que se cree que ayudan a prevenir el acné, pero sus beneficios no se han demostrado.

   Junto con 'C. acnes', la otra bacteria predominante en el rostro es 'Staphylococcus epidermidis'. Juntas, estas dos cepas constituyen aproximadamente el 80% de las cepas del microbioma cutáneo facial adulto. Ambas especies existen en diferentes cepas, o linajes, que varían en un pequeño número de mutaciones genéticas. Sin embargo, hasta ahora, los investigadores no habían podido medir con precisión esta diversidad ni rastrear su evolución a lo largo del tiempo.

EN QUÉ CONSISTE EL ESTUDIO

   Aprender más sobre esas dinámicas podría ayudar a los investigadores a responder preguntas clave que podrían ayudarlos a desarrollar nuevos tratamientos probióticos para el acné. Para estudiar estos cambios poblacionales, los investigadores tuvieron que medir la evolución de las células individuales a lo largo del tiempo.

Para ello, comenzaron obteniendo muestras del microbioma de 30 niños de una escuela del área de Boston y de 27 de sus padres. El estudio de miembros de una misma familia permitió a los investigadores analizar la probabilidad de transferencia de diferentes linajes entre personas en contacto cercano.

   En aproximadamente la mitad de los individuos, los investigadores pudieron tomar muestras en múltiples momentos, y en el resto, solo una vez. Para cada muestra, aislaron células individuales, las cultivaron en colonias y luego secuenciaron sus genomas. Esto permitió a los investigadores conocer cuántos linajes se encontraron en cada persona, cómo evolucionaron con el tiempo y cuán diferentes eran las células del mismo linaje. A partir de esta información, los investigadores pudieron inferir qué había sucedido con esos linajes en el pasado reciente y cuánto tiempo habían estado presentes en el individuo.

89 LINAJES DE 'C. ACNES' Y 78 DE 'S. EPIDERMIDIS'

   En total, los investigadores identificaron 89 linajes de 'C. acnes' y 78 de 'S. epidermidis', con hasta 11 de cada uno presentes en el microbioma de cada persona. Estudios previos habían sugerido que, en el microbioma cutáneo facial de cada persona, los linajes de estas dos bacterias cutáneas se mantienen estables durante largos periodos de tiempo, pero el equipo del MIT descubrió que estas poblaciones son, en realidad, más dinámicas de lo que se creía.

   "Queríamos saber si estas comunidades eran realmente estables y si podía haber momentos en que no lo fueran. En particular, si la transición a un microbioma similar al de la piel adulta conllevaría una mayor tasa de adquisición de nuevos linajes", informa Lieberman.

Durante los primeros años de la adolescencia, el aumento en la producción hormonal produce un aumento de la grasa en la piel, lo cual constituye una buena fuente de alimento para las bacterias. Se ha demostrado previamente que, durante esta etapa, la densidad bacteriana en la piel del rostro se multiplica por aproximadamente 10.000.

EL MEJOR MOMENTO PARA APLICAR TRATAMIENTOS PROBIÓTICOS TÓPICOS

En este estudio, los investigadores descubrieron que, si bien la composición de las poblaciones de 'C. acnes' tiende a mantenerse muy estable a lo largo del tiempo, los primeros años de la adolescencia ofrecen la oportunidad de que aparezcan muchos más linajes de 'C. acnes'.

   Los hallazgos sugieren que el mejor momento para aplicar tratamientos probióticos tópicos para el acné es durante los primeros años de la adolescencia, cuando podría haber más oportunidades para que las cepas probióticas se establezcan.

   Más tarde en la edad adulta, hay un poco de intercambio de cepas de 'C. acnes' entre los padres que viven en el mismo hogar, pero la tasa de rotación en el microbioma de cada persona individual todavía es muy baja, dice Lieberman.

   Los investigadores descubrieron que 'S. epidermidis' presenta una tasa de renovación mucho mayor que 'C. acnes': cada cepa de 'S. epidermidis' vive en el rostro un promedio de menos de dos años. Sin embargo, no se observó mucha superposición en los linajes de 'S. epidermidis' compartidos por miembros de un mismo hogar, lo que sugiere que la transferencia de cepas entre personas no es la causa de esta alta tasa de renovación.

   "Eso sugiere que algo impide la homogeneización entre las personas", dice Lieberman. "Podría deberse a la genética o al comportamiento del huésped, o a que las personas usan diferentes tópicos o humectantes, o a una restricción activa de nuevos migrantes de las bacterias que ya están presentes en ese momento".

   Ahora que han demostrado que se pueden adquirir nuevas cepas de 'C. acnes' durante la adolescencia temprana, los investigadores esperan estudiar si el momento de esta adquisición afecta la respuesta del sistema inmunitario. También esperan aprender más sobre cómo las personas mantienen poblaciones microbianas tan diferentes, incluso al exponerse a nuevos linajes a través del contacto cercano con familiares.

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