MADRID, 21 Sep. (INFOSALUS) -
La mayor parte de las parejas mantiene buenas relaciones pero cuando esto no es así hay que saber que existen pautas de acción para mejorar la relación. Que una relación sea buena o mala depende de las conductas que realizan ambos miembros, en especial de las relacionadas con la comunicación y los acuerdos dentro de la relación.
TERAPIA DE PAREJA
Según explica a Infosalus Francisco J. Labrador, catedrático de Modificación de Conducta de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del manual 'Intervención psicológica en terapia de pareja' (Pirámide, 2015), en la base del matrimonio sólo se habla en un inicio de querer y amar para toda la vida pero no de los acuerdos precisos y cotidianos que determinan la convivencia en pareja y que van desde cómo tratar a los hijos a quién baja la basura o como sorprender al otro con un detalle de afecto.
Aunque cada pareja es un mundo, existen aspectos o conductas concretas que se pueden trabajar como la comunicación, las manifestaciones afectivas, las expectativas comunes, los acuerdos, la vida sexual o el entorno con el que interaccionamos. "La comunicación es un aspecto fundamental. Si la comunicación no es adecuada, los mensajes pueden deterioran la relación, pues se percibe lo positivo como negativo", afirma el terapeuta.
La terapia de pareja no es viable cuando las dos personas tienen la convicción absoluta de no querer seguir adelante. También existen relaciones que no deberían continuar porque la violencia o el desprecio son la tónica diaria, salvo que se cambie este patrón.
Labrador apunta que las parejas se mantienen porque perciben más beneficios dentro de ellas que fuera, pero luego hay que pasar de estos conceptos generales a compromisos y beneficios específicos y tangibles. "Con quererse no es suficiente, debe existir también una organización acordada y un adecuado intercambio de beneficios", apunta el psicólogo.
En aspectos como la sexualidad, el especialista recuerda que es un ámbito en el que también se puede y se debe negociar. "No querer llevar a cabo determinadas interacciones sexuales o no querer sexo supone obligar a la otra persona a no tenerlo, lo mismo que en el caso contrario, por lo que siempre habrá que negociar. Nadie debe suponer que tiene más razón que el otro", señala el también co-autor del manual.
IDENTIFICAR LOS PROBLEMAS, CONSTRUIR SOLUCIONES
Labrador apunta que la terapia de pareja no es un sitio para buscar culpables, algo que no ayuda a mejorar la relación. Lo fundamental es encontrar las formas de comportarse que aporten más satisfacción en la relación. Entre los principales errores a desterrar apunta el que denomina 'pensamiento a uno', en el que se piensa en términos individuales y no de pareja.
"El comportamiento humano no es especialmente complejo. Simplemente hay que establecer formas adecuadas de comportarse, enseñar a controlar la respuesta emocional y desarrollar habilidades para manejar las situaciones", señala Labrador en relación a la existencia de posibles conflictos inconscientes que minen la vida en pareja, algo que considera un concepto del siglo XIX.
En un inicio, los terapeutas usan juegos de rol para evaluar el tipo de actuación de los miembros de la pareja en cuanto a su comunicación, expectativas, la educación de los hijos, el plano económico y otras áreas principales.
El punto primero de la intervención se centra en mejorar el intercambio de beneficios. Para ello, se establecen recompensas o halagos/premios entre los cónyuges. Cambia así la dirección de la comunicación en la pareja y aumenta la motivación para seguir con la terapia y con los cambios. La comunicación constituye un ámbito prioritario para trabajar e intercambiar información de forma adecuada. Más adelante se trabaja sobre aspectos de organización específicos.
En una segunda fase se aborda cómo llegar a acuerdos, cómo negociar, y se establece el orden de prioridades, ya que unos aspectos pueden ser previos a otros en su abordaje.
"Son las propias parejas las que buscan ayuda. En muchos casos, uno de los dos viene a la primera sesión y luego viene su compañero, pero para que pueda resultar eficaz tienen que encontrar algún beneficio, solo acuden si perciben que pueden conseguir algo y desde el primer momento", comenta Labrador.
El número de sesiones aproximado se encuentra entre las 10 y las 20 y la media es de 14 a 15 sesiones. "Hay que huir de las terapias de sesiones inacabables que pertenecen al psicoanálisis del siglo XIX. En psicología en sólo 100 años se ha avanzado de forma vertiginosa y ahora existen tratamientos que se han convertido en tratamientos de referencia, que han demostrado funcionar y que presentan una buena relación coste/eficacia", concluye Labrador.