MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Kioto (Japón) han descubierto que una molécula inmunitaria que solo se encuentra en primates, llamada IGFL2, desempeña un papel clave en la regulación de la inflamación en la artritis reumatoide (AR), una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario ataca por error el revestimiento de las articulaciones (la membrana sinovial), lo que provoca dolor, hinchazón y daño progresivo.
Aproximadamente, 18 millones de personas en todo el mundo padecen AR. El diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden aliviar los síntomas, ralentizar la progresión de la enfermedad y ayudar a prevenir la discapacidad. Las terapias actuales se centran en reducir la inflamación y preservar la función articular, pero hasta un 30 por ciento de los pacientes no responden bien.
Los investigadores apunta que las células T helper son un tipo de glóbulos blancos que actúan como "comandantes" del sistema inmunitario. Desempeñan un papel crucial al reconocer las amenazas y coordinar las respuestas inmunitarias. Sin embargo, en enfermedades autoinmunes como la AR, estos comandantes se desregulan y provocan que el sistema inmunitario ataque los propios tejidos del organismo.
Aunque se sabe que las células T helper son protagonistas importantes en la AR, los mecanismos moleculares precisos que impulsan la inflamación aún no están claros. Ahora, esta nueva investigación, publicada en 'Science Immunology', ha descubierto una citocina específica de los primates llamada IGFL2, producida por un subconjunto de células T colaboradoras conocidas como células T colaboradoras periféricas (Tph) en las articulaciones de pacientes con AR.
Sus hallazgos sugieren que la IGFL2 ayuda a regular la inflamación en el tejido sinovial de las articulaciones afectadas y podría servir tanto como marcador de la actividad de la enfermedad como objetivo prometedor para nuevas terapias.
HALLAZGOS CLAVE
Utilizando datos de expresión génica obtenidos mediante análisis unicelular e información clínica, los investigadores analizaron células T helper individuales del tejido articular de pacientes con AR. Identificaron un subgrupo distinto conocido como células Tph, que están estrechamente relacionadas con la enfermedad más grave.
Cabe destacar que estas células producen IGFL2 (miembro 2 de la familia de factores de crecimiento similares a la insulina), una citocina que solo se encuentra en primates. El IGFL2 se expresaba exclusivamente en las células T colaboradoras del tejido sinovial, y los niveles más altos se observaban en las células Tph.
A continuación, los investigadores exploraron cómo el IGFL2 provoca la inflamación en la artritis reumatoide. Descubrieron que el IGFL2 aumenta la producción de una proteína llamada CXCL13, que promueve la producción de autoanticuerpos. Además, el IGFL2 activa las células inmunitarias conocidas como monocitos y macrófagos, lo que amplifica aún más la inflamación y el daño articular. Esto se ve respaldado por el hecho de que el bloqueo de la IGFL2 reduce la activación de estas células.
Para evaluar su relevancia clínica, el equipo midió los niveles de IGFL2 en muestras de sangre de pacientes con AR. Los niveles de IGFL2 eran mucho más altos en los pacientes que en las personas sanas, y aún más altos en aquellos con síntomas más graves. Su capacidad para distinguir a los pacientes con AR de las personas sanas era similar a la de los marcadores de diagnóstico comúnmente utilizados.
En conjunto, estos hallazgos sugieren que el IGFL2 no es solo un marcador de la actividad de la enfermedad, sino que también puede impulsar activamente la inflamación en la AR, lo que lo convierte en un objetivo prometedor para nuevos tratamientos.
De cara al futuro, los investigadores pretenden aclarar cómo se regula la expresión de IGFL2 y cuáles son sus funciones dentro del sistema inmunitario. Este trabajo permitirá profundizar en el conocimiento de la patología de la AR y podría conducir a diagnósticos más precisos, terapias innovadoras dirigidas y, en última instancia, a mejores resultados y calidad de vida para las personas afectadas por la AR y otras enfermedades autoinmunes.