Archivo - Niña en la consulta del médico acompañada de su madre. - SKYNESHER/ISTOCK - Archivo
MADRID, 9 Dic. (EDIZIONES) -
La ansiedad de los padres es el principal factor que determina el miedo del niño antes de una anestesia. Los especialistas advierten que su tono de voz, gestos y forma de afrontar el proceso pueden transmitir seguridad o aumentar la angustia. Preparar al menor con información veraz, mantener la serenidad y confiar en el equipo médico son claves para reducir la ansiedad preoperatoria y favorecer una recuperación tranquila.
"Numerosos estudios de psicología infantil y anestesiología llegan a considerar la ansiedad parental como el predictor más fuerte de la ansiedad infantil en el preoperatorio. Y es que, realmente, la actitud de los padres es el espejo emocional de los hijos", afirma durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus Consuelo García Cebrián, anestesióloga pediátrica del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia, y secretaria de la sección pediátrica de la Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación (SEDAR).
Los niños, sobre todo los menores de 8 años, según indica, son muy sensibles al lenguaje no verbal. "El tono de voz, la tensión corporal, y la expresión facial de los padres es interpretado como una situación peligrosa y aumenta la ansiedad. Por contra, cuando los padres muestran calma y confianza, a pesar de la natural preocupación, los niños tienden a sentirse más seguros y cooperativos", remarca esta especialista.
Es más, la doctora García Cebrián mantiene que los padres pueden ayudar a los menores ante este tipo de situaciones dando información veraz, manteniendo una actitud serena, evitando dramatizar, o minimizando el procedimiento, por ejemplo, al negar que habrá pinchazos, ya que esto genera desconfianza en el niño cuando descubren lo contrario.
"El papel del anestesiólogo pediátrico no se limita a administrar fármacos, también consiste en acompañar emocionalmente a la familia, explicar con empatía, y crear un ambiente de seguridad compartida", asegura esta experta.
TEMORES MÁS FRECUENTES
En este contexto, la miembro de la SEDAR recuerda que antes de una anestesia a un menor se generan una gran variedad de emociones tanto en los niños, como en los propios padres. "Aunque los avances en seguridad anestésica han hecho que los riesgos sean muy bajos, el miedo sigue siendo una reacción natural", apunta.
De hecho, remarca la doctora que la ansiedad de separación de sus padres es el miedo más frecuente, sobre todo entre los 6 meses y los 6 años; igualmente, habla del ambiente desconocido con las luces, los sonidos del quirófano, y con el personal con mascarillas, y que todo ello puede atemorizar a los niños más pequeños.
"En niños más mayores y adolescentes suelen temer 'dormirse y no despertar', o 'no saber qué les harán mientras duermen'. También, el temor a las agujas, la anticipación del dolor, más que el dolor real suele ser lo que más angustia genera", describe la especialista del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia.
En cuanto a los temores de los padres, habla de que el mayor temor es que su hijo no despierte, o bien que sufra alguna complicación anestésica grave, que sufra dolor o náuseas. "Aunque la anestesia pediátrica moderna es muy segura, esta percepción de riesgo sigue siendo alta. A su vez, se preocupan por los posibles efectos neurológicos o de comportamiento, especialmente en lactantes y preescolares. La falta de información o de comprensión del proceso anestésico les genera ansiedad significativa", afirma la doctora García Cebrián.
Por ello, la también secretaria de la sección pediátrica de la Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación ve muy importante una preparación adecuada y una comunicación clara y adaptada a la edad del niño, así como un ambiente seguro, "lo que reducirá la ansiedad preoperatoria".
ESTRATEGIAS PARA REDUCIR LA ANSIEDAD
En última instancia, esta especialista menciona que existen varias formas de ayudar y de tranquilizar a los niños antes de una cirugía o exploraciones o tratamientos: "Algunas de estas estrategias incluyen el uso de medicamentos (ansiolisis farmacológica), pero también hay alternativas sin fármacos que han demostrado ser efectivas".
Éstas, tal y como describen, pueden incluir juegos, videos, realidad virtual, explicaciones adaptadas a su edad, apoyo psicológico, presencia de payasos (payasoterapia), cambios en el ambiente y colorido del hospital. "En algunos hospitales se está permitiendo que los padres acompañen a sus hijos dentro del quirófano hasta la inducción de la anestesia (Presencia Parental durante la Inducción Anestésica, PPIA), aunque la evidencia muestra que su presencia no siempre reduce la ansiedad del niño, pero sí puede disminuir la ansiedad parental", añade esta doctora.
EFECTOS TRAS EL DESPERTAR
Finalmente, le pedimos a esta miembro de SEDAR y experta anestesióloga pediátrica que nos describa cuáles pueden ser los principales efectos que surgen en los menores tras el despertar de una intervención quirúrgica y fruto de la anestesia empleada en los menores.
"El paciente suele presentar somnolencia; sensación de bienestar; en algunas ocasiones desorientación o irritabilidad por los efectos de los anestésicos. Con menor frecuencia puede presentar náuseas, vómitos, o dolor. Los efectos adversos intentarán ser evitados antes del despertar pero, en caso de que se produzcan, el anestesiólogo los tratará durante el postoperatorio inmediato", concluye Consuelo García Cebrián, anestesióloga pediátrica.