MADRID, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
Se sabe que casi mil millones de personas han sido infectadas con COVID-19 en todo el mundo, aunque se cree que el número real es mucho mayor y las investigaciones muestran que los pacientes de COVID, especialmente aquellos que necesitaron tratamiento hospitalario, tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, incluyendo ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y muerte por enfermedad cardiovascular.
Millones de personas en todo el mundo sufren las graves consecuencias cardiovasculares de la infección por COVID-19 y la COVID-19 persistente. La falta de directrices claras sobre cómo reducir este sufrimiento y prevenir mayores daños implica que los pacientes no reciben la atención que necesitan y algunos recurren a tratamientos no probados o inseguros.
Un importante informe de la Sociedad Europea de Cardiología publicado en el 'European Journal of Preventive Cardiology' establece cómo abordar este creciente problema a través del diagnóstico, el tratamiento, la rehabilitación y la vacunación.
El informe es una declaración de consenso clínico redactada por un grupo de expertos de toda Europa, dirigido por el profesor Vassilios Vassiliou de la Universidad de East Anglia y el Hospital Universitario de Norfolk y Norwich, Reino Unido, en nombre de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
DESARROLLAN UN GUÍA ANTE EL DESCONOCMIENTO DE LOS SANITARIOS
El profesor Vassiliou declara: "La COVID-19 tiene un impacto profundo y duradero en la salud cardiovascular, con complicaciones que surgen durante la fase aguda de la enfermedad, la recuperación e incluso después de reinfecciones o la vacunación. En ausencia de una guía clara basada en la evidencia, los pacientes se arriesgan a tratamientos perjudiciales y los profesionales sanitarios se enfrentan a la incertidumbre".
Esta declaración proporciona recomendaciones prácticas y unificadas para la prevención, la rehabilitación y la atención a largo plazo, a la vez que identifica brechas críticas en la investigación para garantizar que las estrategias sigan evolucionando con la evidencia emergente.
Para elaborar el informe, el grupo de expertos revisó toda la investigación existente sobre la COVID-19 y las enfermedades cardiovasculares, incluyendo los efectos de la infección aguda, la COVID-19 prolongada y la vacunación contra la COVID-19. Utilizaron esta investigación para acordar un conjunto de recomendaciones sobre cómo tratar o prevenir los efectos cardiovasculares perjudiciales de la COVID-19.
100 MILLONES DE PERSONAS VIVEN ACTUALMENTE CON COVID PERSISTENTE
Los investigadores estiman que alrededor de 100 millones de personas viven actualmente con COVID persistente, y aproximadamente el 5% de ellas (cinco millones) presentarán COVID persistente cardíaca, con síntomas como angina (dolor torácico), disnea, arritmia (ritmo cardíaco anormal), insuficiencia cardíaca, fatiga y mareos. La COVID persistente también puede provocar disfunción autonómica, donde los nervios que normalmente controlan la frecuencia cardíaca, la respiración y la temperatura corporal no funcionan correctamente.
La declaración de consenso de expertos recomienda continuar la vacunación contra la COVID-19, ya que las personas con la pauta completa de vacunación tienen una probabilidad mucho menor de sufrir complicaciones cardíacas o COVID persistente, incluso si desarrollan una infección. También se explica cómo diagnosticar y tratar los síntomas de la COVID-19, como dificultad para respirar, dolor torácico y desmayos. En particular, el documento recomienda programas estructurados de rehabilitación cardíaca, que incluyen fisioterapia especializada, para prevenir la aparición de problemas a largo plazo tras la infección y facilitar la recuperación de la COVID persistente.
El profesor Vassiliou aclara: "La COVID-19 no solo afecta los pulmones. También puede dañar el corazón y los vasos sanguíneos, tanto durante la infección aguda como durante los meses posteriores. Esto significa que el dolor en el pecho, la disnea, las palpitaciones o la fatiga pueden ser signos de una COVID-19 prolongada. Si ya padece una enfermedad cardíaca, la COVID-19 aumenta el riesgo de complicaciones graves, tanto inmediatamente como mucho después de la infección. En ambos casos, la rehabilitación puede proteger su corazón y favorecer la recuperación".
INSTAN A LA IGUALDAD DE ACCESO A LOS PROGRAMAS DE REHABILITACIÓN CARDÍACA
Finalmente, los expertos instan a la igualdad de acceso a los programas de rehabilitación cardíaca, especialmente para las personas que viven en zonas rurales. El profesor Vassiliou explica: Actualmente, la capacidad de los servicios de rehabilitación en gran parte de Europa es insuficiente para atender tanto a pacientes con enfermedades cardíacas convencionales como a aquellos con COVID-19 persistente. Además, existen importantes variaciones regionales. Por lo tanto, se requiere una inversión financiera específica y la asignación de recursos para ampliar la capacidad de los servicios y garantizar un acceso equitativo".
Desafortunadamente, incluso ahora, la COVID-19 prolongada cardíaca sigue afectando la calidad de vida de muchos pacientes. Necesitamos garantizar que los pacientes tengan acceso equitativo a los servicios de rehabilitación, apoyar la prevención primaria mediante programas de vacunación y de estilo de vida, y financiar la investigación sobre la COVID-19 prolongada y sus consecuencias cardiovasculares. Los sistemas de salud deben estar preparados para la carga continua, no solo para la infección aguda.