MADRID 14 Nov. (EUROPA PRESS) -
Roche ha presentado en el XI Congreso Nacional de Alzheimer de la Confederación Española de Alzheimer y otras demencias (CEAFA) los resultados de CARE-eAD, un estudio transversal no intervencional en España que analiza el impacto del cuidado de personas con deterioro cognitivo leve sobre cuidadores no profesionales y del que se desprende que el 59,7% de los cuidadores reporta ya sobrecarga.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más frecuente de demencia, responsable de entre el 60% y el 70% de los casos a nivel global. En España se estima que alrededor de 800.000 personas viven con algún tipo de demencia y la prevalencia específica de alzhéimer entre los mayores de 65 años se sitúa entre el 4% y el 9%.
La evolución clínica es progresiva. Suele iniciarse con fallos de memoria recientes y puede acompañarse de depresión, cambios de humor o apatía; con el avance, se produce un deterioro funcional que conlleva pérdida gradual de la autonomía en las actividades básicas de la vida diaria. En nuestro entorno, la mayoría de los cuidados recaen en la familia -con mayor frecuencia en mujeres-, lo que refuerza el carácter sociosanitario de la enfermedad.
A nivel nacional, el 88,7% de los pacientes que requieren atención externa están diagnosticados de alzhéimer.3 En el 85% de los casos el cuidador es un familiar cercano y con mayor frecuencia una mujer (62,8%).
En este sentido, Jesús Rodrigo, Director Ejecutivo/CEO de CEAFA, ha señalado que "estos resultados confirman lo que vemos a diario: el cuidado recae en la familia y el estrés aparece pronto. Facilitar recursos que ayuden a que estas personas tengan un respiro, así como a la formación práctica y poder contar con una detección precoz de la ansiedad y la depresión en cuidadores debería ser una prioridad compartida por todos los agentes".
Por su parte, el doctor Jorge Mauriño, responsable médico del área de Neurociencias de Roche Farma España, ha hecho hincapié en que "el dato de que casi seis de cada diez cuidadores presentan estrés ya en la etapa de deterioro cognitivo leve es un aviso claro: el impacto empieza temprano y debe ser tenido en cuenta. Gracias a estudios observacionales como CARE-eAD, que utiliza herramientas diseñadas ad-hoc, podemos dimensionar ese impacto con medidas objetivas y captar la perspectiva de cuidadores y pacientes desde el inicio del proceso asistencial".
En el estudio han participado un total de 196 cuidadores que fueron reclutados mientras acompañaban a la persona con DCL a su consulta rutinaria en cada uno de los 19 centros participantes. Tal y como recoge CARE-eAD, la edad media de los cuidadores se sitúa en los 63,5 años; mientras que la de las personas con deterioro cognitivo leve es de 72,9. Además, el análisis destaca que el 73,5% de ellos convive con su cuidador.
Más allá de la carga percibida, el estudio muestra que la salud emocional del cuidador está comprometida: el 41,8% presenta ansiedad y el 18,9% depresión. En el plano laboral y de dedicación, los cuidadores no profesionales destinan de media 19 horas semanales al cuidado de sus familiares; un 52% está jubilado y un 31,9% afirma que solo podría trabajar a tiempo parcial.
Para el doctor Pascual Sánchez-Juan, investigador del estudio, "un aporte diferencial de CARE-eAD es que incorpora dimensiones poco exploradas en fases tempranas: observamos una participación moderada de la persona con DCLe en decisiones cotidianas, modulada por la edad y la convivencia; y una baja angustia por síntomas neuropsiquiátricos, con apoyo social alto y escaso burnout en la mayoría de cuidadores. Este perfil nos permite identificar subgrupos de riesgo y proponer cambios concretos en la práctica real".
En cuanto a calidad de vida, la mayoría (79,1%) considera que puede acometer todas sus tareas eficientemente sin ningún tipo de ayuda; aunque algo más de la mitad (52,6%) reconoce sentirse triste algunas veces. Sin embargo, tres cuartas partes (75,5%) de los cuidadores manifiestan mirar al futuro con esperanza y entusiasmo.