MADRID, 26 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los científicos Katalin Karikó (catedrática de Neurocirugía en la Universidad de Pensilvania), Robert Langer (cofundador de la compañía Moderna y David H.Cock Institute Professor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts) y Drew Weissman (catedrático de Investigación en Vacunas de la Universidad de Pensilvania) han sido galardonados con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biología y Biomedicina en su XIV edición, por crear dos tecnologías que han impulsado las terapias de ARN mensajero, abriendo la puerta al desarrollo de vacunas y tratamientos contra múltiples enfermedades, entre ellas la de la COVID-19.
El jurado, presidido por Angelika Schnieke, catedrática de Biotecnología de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania), ha destacado que estas vacunas son solo el principio de una tecnología "llamada a extenderse a otras áreas terapéuticas, como las enfermedades autoinmunes, el cáncer, los trastornos neurodegenerativos, las deficiencias enzimáticas y otras infecciones víricas".
"Este premio reconoce a los creadores de las dos tecnologías que, unidas, no solo han hecho posible las vacunas contra la COVID-19, sino que abren todo un abanico de posibilidades terapéuticas en áreas muy diversas para el futuro. Han sido el primer ejemplo del potencial de la unión de estas dos tecnologías, pero ya se está investigando y hay ensayos clínicos sobre su uso contra otras enfermedades", ha explicado Óscar Marín, director del Centro de Trastornos del Neurodesarrollo en King's College London (Reino Unido) y secretario del jurado.
UNA TECNOLOGÍA PARA QUE EL PROPIO CUERPO 'FABRIQUE' EL TRATAMIENTO
Karikó, Weissman y Langer son autores de avances cruciales en la cadena de hallazgos científicos que han convertido en realidad las llamadas terapias de ARN mensajero, una tecnología que logra que sean las propias células del cuerpo las que producen las moléculas con capacidad terapéutica.
Temporalmente, la primera contribución es la de Langer, quien en los años 70 publicó en la revista 'Nature' el primer trabajo que demostraba que era posible encapsular en nanopartículas moléculas de ácidos nucleicos (como el ARN, siglas de ácido ribonucleico) y transferirlas al interior del cuerpo.
Abría la puerta así a "empaquetar las macromoléculas terapéuticas, incluido el ARNm, de forma que puedan ser transferidas a las células, y que la propia maquinaria de traducción celular sintetice la proteína/antígeno", recoge el acta del jurado.
Antes de que en 1974 lograra crear micro y nanopartículas para encapsular grandes moléculas, Langer se enfrentó a mucho escepticismo: "La gente no creía que fuera posible". Su tecnología, sin embargo, ha resultado "absolutamente crítica" para las terapias de ARNm.
"Si el ARN se inyectara directamente, simplemente se destruiría. En cambio al ponerlo en estas pequeñas partículas lo proteges cuando lo inyectas en el cuerpo, y así sobrevive para poder trabajar". Además, las partículas pueden modular la velocidad a la que se administra el ARN y en algunos casos también el lugar del cuerpo al que es transferido. "Esto permite un suministro muy preciso", ha precisado.
La aportación de Karikó y Weissman llegó ya entrado el nuevo siglo. Como recoge el acta, "juntos desarrollaron métodos de modificación del ARNm para evitar su destrucción por parte del sistema inmunitario humano", una vez introducido en el organismo.
El jurado ha reconocido que "fue un avance clave". "Karikó y Weissman descubrieron cómo modificar las moléculas de ARNm para hacerlas susceptibles de ser utilizadas como agente terapéutico, y Langer ideó el vehículo seguro, la tecnología de encapsulación que permite introducir el ARNm dentro del cuerpo. Los dos avances son imprescindibles", ha explicado Óscar Marín.
Tras conocer el fallo del jurado, Karikó ha explicado cómo se siente ahora que el éxito de las vacunas ha colocado su trabajo en un lugar central de la ciencia: "Durante 40 años no solo no recibí ningún premio, sino que no recibí ningún apoyo económico para mi investigación, así que este reconocimiento es un gran honor. Quiero aprovechar que estoy bajo los focos de los medios para animar a los jóvenes a dedicarse a la ciencia, porque es apasionante".
"Tanto Langer como Karikó y Weissman son un ejemplo de perseverancia. Sufrieron múltiples rechazos por lo arriesgado de su investigación y la tendencia al cortoplacismo de la política científica; su triunfo nos hace pensar en lo difícil que es vaticinar qué va a funcionar en biología, y cuántos avances han podido quedar en el camino por no asumir riesgos", ha sostenido Marín.
TECNOLOGÍA ARNm, FUTURO DE LAS VACUNAS
El objetivo inicial, sin embargo, no era desarrollar una vacuna, según ha explicado Karikó: "Mi objetivo era utilizar el ARNm para codificar una proteína terapéutica que se pudiera administrar a un paciente con un ictus o un infarto de miocardio porque yo trabajaba en el campo de la cardiología y la neurocirugía, y quería evitar que se produjera una inflamación que pudiera empeorar la situación del enfermo".
Las vacunas de ARNm contra la COVID-19 contienen ARN con instrucciones para fabricar la proteína S del coronavirus SARS-CoV-2, que es la que actúa como llave para entrar en las células humanas. De esta forma, cuando la vacuna es inyectada, los macrófagos (un tipo de células defensivas del sistema inmune( próximos al lugar del pinchazo ingieren el ARN envuelto en grasa; estas células empezarán a producir la proteína S del virus y colocarla en su membrana externa, para exhibirla al exterior. Esto induce en el organismo una respuesta defensiva como la que se generaría para protegernos de una infección natural del SARS-CoV-2.
Para la galardonada, en cualquier caso, las vacunas contra la COVID-19 son solo el principio de una revolución biomédica en ciernes gracias al ARNm. "Ahora que ya se ha demostrado la utilidad de esta técnica para desarrollar vacunas, estoy convencida de que pronto tendremos más para otras enfermedades. Además es una terapia especialmente barata porque la medicina se produce en tu propio cuerpo, tú mismo te conviertes en la fábrica de medicamentos. Las aplicaciones son infinitas", ha destacado.
De hecho, ya hay ensayos clínicos en fase avanzada de esta técnica contra enfermedades cardiovasculares, "introduciendo el ARNm en el corazón durante una cirugía de by-pass para mejorar la capacidad cardiaca". "Pensábamos que esta sería la primera aplicación autorizada, pero la pandemia aceleró el desarrollo de las vacunas", ha explicado.
También hay en marcha ensayos para probar vacunas de ARNm contra el VIH, la malaria y otras enfermedades, incluido el cáncer, según Karikó: "Hemos realizado ensayos prometedores con dos modelos animales para frenar una enfermedad autoinmune, la esclerosis múltiple. Se han iniciado muchos ensayos, y cada vez más compañías están probando esta tecnología".
Weissman, por su parte, ha destacado también su trabajo en el posible desarrollo de "terapias génicas para la anemia falciforme, un trastorno con el que nacen 200.000 personas cada año". "Esperamos poder tratarles con una sola inyección de ARNm que actuará sobre las células madres de la médula ósea, reparando su defecto genético y curando la enfermedad. Esto transformará la medicina", ha apuntado.
20 PREMIOS FRONTERAS DEL CONOCIMIENTO RECIBIERON DESPUÉS EL NOBEL
Estos galardones, creados por la Fundación BBVA en 2008, reconocen contribuciones de alto impacto en varias disciplinas. Veinte de los galardonados en las anteriores ediciones de estos reconocimientos han recibido posteriormente el Premio Nobel.
El último ejemplo se produjo el año pasado, cuando se premió a David Julius y Ardem Patapoutian por identificar los receptores que nos permiten percibir la temperatura, el dolor y la presión. Unos meses más tarde, obtuvieron el Nobel en Medicina y Fisiología.