En el neolítico ya había intolerancia a la lactosa

Leche
Foto: FLICKR/TAMBAKO THE JAGUAR
Actualizado: martes, 21 octubre 2014 17:40

MADRID, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Investigadores de la University College y el Trinity College de Dublín (Irlanda) han descubierto que los antepasados europeos se mantuvieron intolerantes a la lactosa, azúcar natural presente en la leche, durante 5.000 años después de comenzar las primeras prácticas agrícolas y casi 4.000 años después de que se comenzara a producir queso en Europa central.

   El trabajo, publicado en el último número de la revista 'Nature Communications', ha sido posible gracias al análisis de ADN procedente de restos óseos de diferentes épocas, y los autores sugieren que desde el Neolítico hasta las edades del Bronce y del Hierro pudieron producirse importantes cambios en la genética de estas poblaciones.

   Para el estudio, se analizaron restos de trece individuos enterrados en yacimientos arqueológicos de la Gran Llanura húngara, una zona conocida por haber estado en la encrucijada de las grandes transformaciones culturales que dieron forma a la prehistoria europea. De hecho, entre los huesos analizados había restos desde el año 5.700 a.C. (Neolítico) hasta el 800 a.C. (Edad del Hierro).

   Tras varios años de investigación, determinaron que la región del oído interno del hueso temporal del cráneo es la parte más dura y mejor protegida ante el paso del tiempo y, por tanto, es ideal para el análisis de ADN en seres humanos y otros mamíferos.

   De hecho, ha explicado el profesor Ron Pinhasi, del University College de Dublín, en estos huesos el porcentaje de rendimiento de ADN era hasta 183 veces superior al de otros huesos, como los procedentes de dientes, dedos o huesos de costillas.

   De este modo, comprobaron que en todo ese tiempo se fue modificando la pigmentación de los humanos, a medida que pasaron de ser cazadores a agricultores pero, en cambio, no hay ningún resquicio de tolerancia a la lactosa.

   "Esto significa que estos antepasados europeos habrían tenido animales domésticos como vacas, cabras y ovejas, pero aún no se habría desarrollado genéticamente una tolerancia para el consumo de grandes cantidades de leche procedentes de estos mamíferos", ha explicado Pinhasi, uno de los autores del estudio.