El proyecto arrancó en Tanzania, pero se ha extendido a otros países
MADRID, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los yogures enriquecidos con bacterias probióticas podrían ayudar a los pacientes con VIH de los países más pobres a paliar, de una forma económica y casi autosuficiente, síntomas de la infección como son la diarrea o la debilidad, incluso pueden mejorar su sistema inmunitario, según el investigador de la Universidad de Ontario Occidental Gregor Reid, director del Centro de Investigación y Desarrollo en Probióticos y el Instituto Lawson de Investigación Sanitaria, en Canadá.
En una entrevista concedida a Europa Press, el profesor Reid ha asegurado que varios estudios realizados en África por investigadores canadienses, en colaboración con estudiantes voluntarios de todo el mundo, han mostrado "resultados alentadores" en este sentido, que les animan "a seguir adelante con este proyecto".
"En 2003, el entonces embajador de Naciones Unidas para el VIH en África, Stephen Lewis, visitó la universidad de Ontario y propuso a los estudiantes que emprendieran algún estudio en África y yo les di la idea de enseñar a las madres de comunidades pequeñas de Tanzania a hacer yogures probióticos y ver sus efectos en la salud", explica.
"Así, en 2004, abrimos una 'cocina' para fabricar estos yogures --con la bacteria probiótica 'lactobacillus rhamnosus GR-1'-- cerca del lago Victoria, una zona que bordea Ruanda, Tanzania, Kenia y Uganda. Allí colaboramos con diversas ONG para seleccionar a un grupo de entre 10 y 15 mujeres a las que enseñar a hacer yogur probiótico", explica.
Hasta ahora, los resultados de los diversos estudios realizados sobre el consumo de este producto en personas infectadas por el VIH, si bien "anecdóticos" --ya que se han hecho sobre muestras reducidas de pacientes y sin las condiciones propias de un estudio bien controlado--, también se presentan como "extremadamente alentadores".
"Comenzamos en Tanzania, observando en 49 personas con VIH su estado antes y después de consumir los yogures probióticos. Los pacientes aseguraban que después de tomarlos tenían más fuerza que antes, menos diarreas y habían mejorado su calidad de vida", asevera.
AÑADIR MICRONUTRIENTES AL YOGURT
"Después --dice Reid, miembro del grupo de expertos de la OMS que definió los probióticos en 2001-- seguimos realizando experimentos con grupos de entre 100 y 120 personas, a los que dimos probióticos con micronutrientes y en los que muchos pacientes vieron aumentar su respuesta inmune y se sentían más fuertes y podían incluso trabajar".
Según este especialista, lo primero que se les advirtió a estos pacientes, que pretendían dejar el tratamiento del VIH al mejorar de sus síntomas, fue que estos yogures "no eran una alternativa a los antirretorvirales. Sin embargo, sí demostraron ser "una ayuda para que estos fármacos, que muchos países donan gratis a África, puedan consumirse junto a nutrientes que ayudan a evitar su alta toxicidad".
Sin embargo, el proyecto de Tanzania, en el que colaboran para el cultivo y conservación de las bacterias con el Instituto Nacional para la Investigación Médica del país, no es único en el mundo.
Los investigadores canadienses desarrollan ya proyectos similares en países como Kenia, donde han abierto dos 'cocinas', o Ruanda, con una. Su objetivo es que los beneficios de estos yogures, aunque aún deban ser confirmados en estudios de mayor envergadura, puedan alcanzar al mayor número de personas con VIH de los países pobres.
Por ahora, lo siguen haciendo sólo con la ayuda de voluntarios que deciden pasar tres meses colaborando con ellos, ya que la Fundación Gates ha rechazado hasta tres veces confiar en el proyecto. "Sabemos que no es la investigación ideal, randomizada y controlada con placebo, que nos gustaría realizar, pero nos ha dado señales de que los probióticos podrían ser beneficiosos para esta población", apunta.
EL RETO, SIMPLIFICAR MÁS EL PROCESO
"No necesitamos una solución para África que requiera seguir enviando aviones con fármacos y suministros, porque no es sostenible. Es más útil --dice-- que encontremos algo que los propios africanos puedan hacer y que, cuando las personas que se lo enseñaron se vayan, puedan seguir haciéndolo". "Los probióticos no curan ni previenen el VIH, pero mucha gente puede beneficiarse de ellos", acota.
Para Reid, el próximo reto es "simplificar aún más" el proceso por el que se consigue producir estos yogures en los países pobres, a través de cultivos secos de bacterias, que sólo se tendrían que añadir a la leche y no requerirían de centros u hospitales cercanos para el cultivo, sólo para la realización periódica de controles de calidad.
Otro de los desafíos es añadir a los yogures micronutrientes de plantas africanas, como la moringa, consumida ya por la población local de estos países por sus valores nutricionales. Estos yogures, según Reid, no sólo pueden ayudar a reducir los síntomas del VIH, también podrían ser útiles para combatir la malnutrición infantil.