MADRID, 17 Jul. (EUROPA PRESS) -
Vivir en latitudes más altas, donde también hay menos luz solar, podría aumentar la tasa de prevalencia del trastorno obsesivo compulsivo (TOC), según una nueva investigación de la Universidad de Binghamton, Universidad Estatal de Nueva York (EE.UU.).
"Los resultados de este proyecto son emocionantes porque proporcionan evidencia adicional para una nueva forma de pensar sobre el TOC --ha precisado Meredith Coles, profesora de psicología en la Universidad de Binghamton--. Específicamente, muestran que vivir en áreas con más luz solar se relaciona con tasas más bajas de TOC".
Para compilar sus datos, Coles y su equipo de investigación analizaron muchos documentos que trataban las tasas de prevalencia del TOC en ciertos lugares y luego registraban las latitudes de cada ubicación.
Las personas con TOC comúnmente informan que no pueden conciliar el sueño hasta más tarde de lo deseado. Como consecuencia de ello, muchas veces duermen hasta muy tarde para compensar ese sueño perdido, adoptando así un patrón de sueño-vigilia diferido que puede tener efectos adversos sobre sus síntomas.
"Este patrón retrasado de sueño-vigilia puede reducir la exposición a la luz de la mañana, lo que podría contribuir a una desalineación entre nuestra biología interna y el ciclo externo de luz-oscuridad --explica Coles--. Las personas que viven en áreas con menos luz solar pueden tener menos oportunidades de sincronizar su reloj circadiano, lo que lleva a un aumento de los síntomas del TOC".
Esta desalineación es más frecuente en las latitudes más altas, áreas donde hay una exposición reducida a la luz solar, lo que coloca a las personas que viven en estas ubicaciones en un mayor riesgo de desarrollar y empeorar los síntomas del TOC. Estas áreas presentan posteriormente tasas de prevalencia de vida más altas del trastorno que las áreas en latitudes más bajas.
Si bien es demasiado pronto para implementar planes de tratamiento específicos basados en esta nueva información, se están trabajando en futuros estudios para probar una variedad de métodos de tratamiento que abordan el sueño y las alteraciones del ritmo circadiano.
"En primer lugar, estamos estudiando las relaciones entre el tiempo del sueño y los síntomas del TOC repetidamente a lo largo del tiempo para comenzar a pensar sobre las relaciones causales --ha avanzado Coles--. En segundo lugar, estamos midiendo los ritmos circadianos directamente midiendo los niveles de melatonina y haciendo que las personas usen relojes que registran su actividad y períodos de descanso. Finalmente, estamos realizando investigaciones para comprender mejor cómo se relacionan el tiempo de sueño y el TOC".
Además, el equipo de investigadores espera que un estudio adicional que explore la exposición a la luz de la mañana podría ayudar a desarrollar nuevas recomendaciones de tratamiento que beneficiarían a las personas con TOC.