MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
Barrios más peatonales, con parques y transporte público pueden ayudar reducir la probabilidad de convertirse en uno de los 600 millones de adultos que luchan obesidad a nivel mundial, según concluyen investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos.
La Universidad de California, Escuela de Medicina San Diego. El estudio, recientemente publicado en la edición digital de 'The Lancet', detectó que el diseño de un barrio juega un papel crítico en la actividad física y podría ayudar a reducir las enfermedades no transmisibles, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
El 'International Physical activity and Environment Network Adult Study' (IPEN, por sus siglas en inglés) se realizó en 14 ciudades de todo el mundo. Cerca de 7.000 adultos de entre 18 y 65 años participaron mediante el uso de un acelerómetro, un sistema de monitorización para registrar objetivamente la actividad física de moderada a vigorosa durante aproximadamente una semana.
Los científicos encontraron que las personas que viven en barrios densamente poblados y transitables con calles interconectadas a tiendas, servicios, restaurantes, transporte público y parques realizaron 90 minutos de actividad física a la semana, aproximadamente el 60 por ciento de los 150 minutos recomendados.
"Hemos estudiado barrios que varían en nivel socioeconómico y cultura. Los construidos con más características ambientales que apoyan la actividad tenían residentes que realizaron más actividad física", afirma James Sallis, investigador principal del estudio y profesor en el Departamento de Medicina de Familia y Salud Pública de la Escuela de Medicina de la Universidad de California San Diego.
LOS BARRIOS PEATONALES APOYAN LA ACTIVIDAD FÍSICA
Cuatro aspectos destacaron por tener el mayor impacto en la actividad física: la densidad residencial neta, la densidad de intersección (calles conectados), el número de parques y la densidad de tránsito público. Sallis y su equipo son los primeros estudiaron las ciudades de Seattle, Washington; Baltimore y Maryland; en Estados Unidos; Bogotá, en Colombia; Cuernavaca, en México; Wellington, en Nueva Zelanda; Gante, en Bélgica; y Hong Kong, en China.
Sallis señala que los hallazgos sugieren que los principios ambientales que apoyan la actividad física se aplican a nivel internacional y se necesita un enfoque integral y de colaboración en el diseño de los barrios. "Si queremos hacer algo importante sobre la epidemia de la inactividad física, tenemos que buscar fuera del campo de la salud para lograrlo", apunta.
"Una variedad de actores y tomadores de decisiones, como urbanistas, gobernantes y funcionarios de transporte y parques, tienen que unirse en un esfuerzo para pensar en la mejor manera de utilizar los recursos para incrementar la actividad, que también podría tener beneficios ambientales y económicos", concluye.