MADRID, 12 Mar. (EUROPA PRESS) -
La etapa escolar es una de las más importantes del desarrollo infantil ya que tanto las habilidades intelectuales como sociales y físicas del niño están en continua evolución. Ver bien involucra muchas habilidades visuales para poder aprender. Hay síntomas y signos que pueden estar relacionados directamente con un problema refractivo y se solucionan con gafas o puede ser un problema de habilidades que mejoran con la realización de terapias.
Un estudio de la Asociación Visión y Vida indica que uno de cada tres casos de fracaso escolar se relacionan con un problema de visión. El estudio, que incluía 3.700 revisiones visuales en niños, resume que el 32,6 por ciento de los niños de entre 6 y 12 años con bajo rendimiento escolar tiene problemas de visión.
Del estudio se desprenden otros datos como que el 29 por ciento de estos niños no ve bien la pizarra, el 48,6 por ciento se cansa al leer, el 52,5 por ciento se confunde o salta palabras cuando lo hace, y al 72 por ciento no le gusta leer.
"Estos datos reflejan claramente una realidad para concienciar a escuelas y familias, las revisiones infantiles periódicas son muy importantes para descartar problemas visuales que afecten a la evolución de los escolares", valora el director óptico de Cottet, Fabio Delgado.
Hay que estar muy atentos a signos que se manifiesten de forma continuada como picor de ojos, visión borrosa e incluso falta de concentración, ya que pueden responder a un problema en la visión. Además, estos trastornos provocan nerviosismo e inseguridad,
negativos para el proceso de aprendizaje. Un tratamiento a tiempo, puede mejorar el rendimiento escolar", ha agregado el experto.
Los problemas visuales más frecuentes en la infancia son los defectos de refracción, ya sean miopía, hipermetropía o astigmatismo, la ambliopía u ojo bajo, el estrabismo y la discromatopsia o alteraciones en la visión del color, según el Institut Catal de Retina.
EVALUACIÓN
Para poder averiguar si existe un problema visual, se puede realizar un examen de rendimiento visual, con el que se valoran las habilidades funcionales visuales: agudeza visual de lejos y cerca, el sistema binocular, la acomodación, el control oculomotor, y la salud visual.
En el caso de que además el paciente presente dificultades de aprendizaje, se realiza una evaluación del procesamiento visual. Dado que el sistema visual aporta el 80 por ciento de la información sensorial, el procesamiento de la información visual es clave para el entendimiento del mundo.
En el examen de procesamiento visual se realizan pruebas de percepción e integración visuo-motora, entre otras, según revela Cottet.
1. Percepción Visual. Se refiere a la relación que hay entre la sensación visual, imágenes que entran por los ojos, y la cognición, y la capacidad de percibir, entender y pensar sobre las imágenes que recibe el cerebro a través de los ojos.
2. Integración Visuo-Motora. Se realizan pruebas para determinar la motricidad fina, es decir, el uso preciso de manos y dedos y el control del lápiz, al escribir o dibujar.
3. Conceptos direccionales. Se evalúa la conciencia interna de los dos lados de nuestro cuerpo y saber diferenciarlos, la lateralidad, de la direccionalidad y de las habilidades visuo-espaciales, cuya alteración puede producir confusiones de letras o silabas, derecha-izquierda d-b, p-q o arriba-abajo.
4. Integración Visuo-Auditiva. Se valora la capacidad de integrar la información visual y auditiva recibida y su correspondiente respuesta oral y escrita.
5. Desarrollo motor. Son pruebas de conciencia corporal, equilibrio, cruce de línea media corporal.
TIPOS DE TERAPIAS PARA MEJORAR EL RENDIMIENTO
En función de los resultados obtenidos, el optometrista especializado prepara un programa personalizado de ejercicios orientado a desarrollar y potenciar al máximo las habilidades visuales.
La integración de dichas habilidades con el resto de los sentidos consigue cambiar la manera de utilizar el sistema visual y en consecuencia mejora el rendimiento escolar/laboral o deportivo, además de eliminar o reducir los síntomas que presenta inicialmente el paciente.
"Con la realización de terapias visuales se ejercitan los diferentes puntos que provocan variaciones de lo que sería una visión correcta mejorando las habilidades que aparecen alteradas, para obtener un rendimiento visual superior", según Delgado.
"A través de planes personalizados se reeduca la visión para detectar y fortalecer habilidades visuales mediante sesiones en consulta de 30 o 40 minutos de terapia en el centro y en casa y posteriormente se realiza una fase de mantenimiento. Los tratamientos son personalizados y la duración depende de cada caso", agrega el experto de Cottet.
Pueden llevarse a cabo seis programas de terapia visual, como la binocular, la acomodativa o la oculomotora.
1. Terapia binocular: alineamiento de los ejes visuales, visión en 3D.
2. Terapia acomodativa: problemas de enfoque a diferentes distancias
3. Terapia oculomotora: movimientos de seguimiento, como juegos de pelota, movimientos sacádicos, como lectura y fijación.
4. Terapia visuo-perceptiva: entender y procesar la información visual.
5. Terapia visuo-motora: coordinación ojo-mano, motricidad fina.
6. Terapias visuo-auditivas: relación visión-oído.