MADRID, 20 Nov. (EUROPA PRESS) -
Microbiólogos del 'NYU Langone Medical Center', en Nueva York, Estados Unidos, dicen que tienen lo que podría ser la primera evidencia sólida de que la presencia natural de los virus en el intestino, el 'viroma', juega un papel en el mantenimiento de la salud y la lucha contra la infección similar al que desarrollan las bacterias intestinales, el llamado microbioma.
En una serie de experimentos en ratones durante dos años, los científicos vieron que la infección por el norovirus murino común (MNV) ayudó a los roedores a reparar tejido intestinal dañado por la inflamación y restaurar las defensas inmunitarias del intestino después de que su microbioma fuera aniquilado por los antibióticos. En un informe sobre su trabajo que se publica en la edición digital de este miércoles de 'Nature', informan de haber detectado también que el MNV reforzó el sistema inmunológico en la lucha contra el daño tisular.
"Nuestra investigación ofrece datos convincentes acerca de la relación de apoyo mutuo entre los virus y las bacterias en el intestino del ratón y sienta las bases para una mayor investigación sobre cómo el 'viroma' apoya al sistema inmunológico, lo que probablemente se aplica también a los seres humanos", dice el investigador principal del estudio, Ken Cadwell, profesor asistente en la Universidad de Nueva York Langone.
"Hemos sabido durante mucho tiempo que las personas se infectan todo el tiempo con los virus y las bacterias, y que no se enferman --señala Cadwell--. Ahora tenemos evidencia científica de que no todas las infecciones virales son malas, sino que en realidad pueden ser beneficiosas para la salud, al igual que sabemos que muchas de las infecciones bacterianas son buenas para mantener la salud".
Según Cadwell, hasta ahora, los científicos principalmente han rastreado evidencia genética de la existencia de un viroma, pero ninguno para confirmar su presencia normal en el intestino o para aclarar si juega un papel perjudicial, neutro o útil.
En su investigación, el equipo se centró en sus estudios previos en ratones criados genéticamente para desarrollar la enfermedad inflamatoria intestinal, una patología que se cree que es causada por bacterias del microbioma. El análisis mostró que la infección crónica por MNV en estos roedores susceptibles podría producir el mismo daño inflamatorio en el tejido intestinal que la exposición bacteriana crónica, lo que sugiere un papel similar en la activación inmune.
Cadwell y sus colegas introdujeron MNV en ratones criados sin bacterias normales del intestino y cuyo sistema inmunológico e intestinos estaban poco desarrollados por la falta de estímulos bacterianos y nutrientes. Su sistema inmunológico carecía de células T y células B y las protuberancias de la tripa que absorben nutrientes, llamadas vellosidades, estaban encogidas y eran más delgadas que en los roedores normales, con un tejido circundante más pequeño de lo normal en las oquedades entre las vellosidades.
Después de dos semanas de infección con MNV, los animales, que se mantuvieron estrictamente aislados de la exposición a cualquier otro tipo de gérmenes, mostraron una restauración casi completa de su sistema inmunológico y la inversión casi total de las lesiones intestinales.
Estos resultados de restauración se lograron de forma similar en los ratones normales con MNV, cuyo microbioma intestinal había sido aniquilado recientemente por la aplicación de tratamiento antibiótico. Los niveles de células T en la sangre se duplicaron y los anticuerpos de células B fueron detectables en muestras de tejido intestinal y en la sangre.
Pruebas adicionales confirmaron que la curación en la que medió MNV se centró en el aumento de la señalización del sistema inmune por proteínas antivirales interferón tipo 1, confirmando el papel clave del virus en la conducción de la respuesta inmune.
En otra serie de tests diseñados para imitar el efecto del uso excesivo de antibióticos en las personas y evaluar los efectos de protección de la infección por MNV, los investigadores administraron a ratones normales un producto químico perjudicial para el tejido intestinal. Todos los roedores habían sido tratados previamente con antibióticos, con la consiguiente reducción de sus bacterias.
Los animales tratados previamente e infectados con MNV vivieron más tiempo, tenían menos daños en el tejido intestinal y vellosidades más largas que aquellos que no estaban infectados. Los infectados con MNV también experimentaron significativamente menos pérdida de agua a través de la diarrea, menor crecimiento de úlceras y acumulación de líquido, todos ello signo de una reducción de daño en el intestino.