MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un estudio dirigido por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos), y que ha sido publicado en la revista 'Annals of the Rheumatic Diseases', ha evidenciado que el lupus está fuertmente ligado a desequilibrios en la flora intestinal.
Si bien los desequilibrios bacterianos se han relacionado con muchas patologías relacionadas con el sistema inmunitario, como la enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis y algunos tipos de cáncer, los autores del nuevo trabajo han asegurado que sus experimentos son la primera evidencia detallada de un vínculo entre los desequilibrios bacterianos en el intestino y el lupus.
En concreto, los expertos observaron que las mujeres diagnosticadas con lupus y que tenían aproximadamente cinco veces más bacterias intestinales conocidas como 'ruminococcus gnavus', que aquellas de edades y antecedentes raciales similares que no padecían la enfermedad y estaban sanas.
Además, los resultados del estudio mostraron que los brotes de la enfermedad, que pueden ir desde casos de erupción cutánea y dolor articular hasta una disfunción renal grave que requiere diálisis, estaban vinculados a los mayores aumentos en el crecimiento bacteriano de 'R. gnavus' en el intestino, junto con la presencia en muestras de sangre de proteínas inmunes llamadas anticuerpos, específicamente diseñadas para adherirse a las bacterias.
""Las causas específicas del lupus, que afecta a 1,5 millones de estadounidenses, son desconocidas, aunque muchos sospechan que los factores genéticos son en parte responsables. Nuestro estudio sugiere en algunos pacientes los desequilibrios bacterianos pueden estar provocando el lupus", han aseverado los expertos.
Asimismo, los resultados sugieren también fugas de bacterias en el intestino como un posible desencadenante de la enfermedad por parte del sistema inmunitario, y que el ambiente interno del intestino puede, por lo tanto, desempeñar un papel más crítico que la genética en los brotes renales de esta enfermedad.
Una de las consecuencias más prácticas de la nueva investigación podría ser el desarrollo de análisis de sangre relativamente simples para detectar anticuerpos contra bacterias filtradas, los cuales, a su vez, también podrían usarse para diagnosticar y rastrear la progresión y la terapia del lupus, incluso en las primeras etapas de la enfermedad.