MADRID, 29 Sep. (EUROPA PRESS) -
La contaminación del aire probablemente contribuyó a casi 6 millones de nacimientos prematuros y a casi 3 millones de bebés con bajo peso en 2019, según un estudio y meta-análisis de la carga global de la enfermedad de la Universidad de California San Francisco y la Universidad de Washington, ambas en Estados Unidos, que cuantifica los efectos de la contaminación interior y exterior en todo el mundo.
El análisis, publicado en la revista 'PLOS Medicine', es la mirada más profunda hasta ahora sobre cómo la contaminación atmosférica afecta a varios indicadores clave del embarazo, como la edad gestacional al nacer, la reducción del peso al nacer, el bajo peso al nacer y el nacimiento prematuro.
Y además es el primer estudio sobre la carga global de la enfermedad de estos indicadores que incluye los efectos de la contaminación del aire en interiores, sobre todo de las cocinas, que representaron dos tercios de los efectos medidos.
Cada vez hay más pruebas que señalan a la contaminación del aire como una de las principales causas de los nacimientos prematuros y del bajo peso al nacer. Los nacimientos prematuros son la principal causa de mortalidad neonatal en todo el mundo y afectan a más de 15 millones de niños cada año. Los niños con bajo peso al nacer o que nacen prematuros tienen mayores tasas de enfermedades graves a lo largo de su vida.
La Organización Mundial de la Salud estima que más del 90% de la población mundial vive con aire exterior contaminado, y la mitad de la población mundial también está expuesta a la contaminación del aire interior por la quema de carbón, estiércol y madera dentro de los hogares.
"La carga atribuible a la contaminación atmosférica es enorme, pero con un esfuerzo suficiente podría mitigarse en gran medida", afirma el autor principal, el doctor Rakesh Ghosh, especialista en prevención y salud pública del Instituto de Ciencias de la Salud Global de la UCSF.
El análisis, realizado con investigadores del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington, cuantificó los riesgos de parto prematuro y bajo peso al nacer en función de la exposición total a la contaminación en interiores y exteriores, teniendo en cuenta también la probabilidad de que los efectos negativos disminuyan a niveles más altos.
El estudio concluyó que la incidencia mundial de los nacimientos prematuros y el bajo peso al nacer podría reducirse en casi un 78% si se minimizara la contaminación atmosférica en el sudeste asiático y el África subsahariana, donde la contaminación en interiores es habitual y las tasas de nacimientos prematuros son las más altas del mundo.
Sin embargo, también se detectaron riesgos significativos derivados de la contaminación atmosférica en las zonas más desarrolladas del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que la contaminación del aire exterior contribuyó a casi 12.000 nacimientos prematuros en 2019.
Anteriormente, el mismo equipo de investigación cuantificó los efectos de la contaminación atmosférica en la mortalidad en los primeros años de vida, concluyendo que contribuyó a la muerte de 500.000 recién nacidos en 2019.
"Con estas nuevas pruebas, globales y generadas con mayor rigor, la contaminación atmosférica debería considerarse ahora como un importante impulsor de la morbilidad y la mortalidad infantil, y no solo de las enfermedades crónicas de los adultos --señala Ghosh--. Nuestro estudio sugiere que tomar medidas para mitigar el cambio climático y reducir los niveles de contaminación atmosférica tendrá un importante co-beneficio para la salud de los recién nacidos".