MADRID, 27 Mar. (EUROPA PRESS) -
Más de 1,2 millones de personas en el mundo están coinfectadas por 'Mycobacterium tuberculosis', la bacteria que causa la tuberculosis y el sida (VIH-1). Esta combinación es mortal: dificulta el diagnóstico y el tratamiento del paciente y aumenta la patogenicidad de estos dos agentes infecciosos. Un equipo internacional liderado por investigadores del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en inglés) y el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (Inserm, por sus siglas en inglés) de Francia reveló que, en presencia de tuberculosis, el VIH-1 se mueve de una célula a otra a través de nanotubos que se forman entre los macrófagos, lo que aumenta drásticamente el porcentaje de células infectadas.
Investigadores del Instituto de Farmacología y Biología Estructural (CNRS/Université Toulouse III-Paul Sabatier) y el laboratorio internacional IM-TB/VIH, un consorcio entre el CNRS y el Consejo Nacional de Investigación Científica y Técnica (Conicet) (Argentina), juntos con el Centro de Fisiopatología de Purpan de Toulouse (CNRS/ NSERM/Université Toulouse III-Paul Sabatier), han demostrado que los macrófagos, que actúan como células huésped de la tuberculosis y el VIH-1, se unen para formar nanotubos cuando se exponen a Interlucina-10, una molécula secretada en presencia de tuberculosis.
La abundancia de estos macrófagos M (IL-10) específicos en los pulmones se correlaciona con la gravedad de la enfermedad. Las partículas del VIH-1 viajan a través de estos nanotubos en forma de túnel para infectar las células vecinas y multiplicarse. Usando diferentes enfoques para inhibir su formación, los científicos lograron reducir la transferencia viral entre macrófagos, lo que llevó a una caída en la producción de VIH-1, según detallan los autores en un artículo publicado este martes en 'Cell Reports'.
En un caso de TB grave, el desarrollo de nanotubos entre macrófagos se acelera, lo que aumenta la propagación del virus del sida y la producción viral como resultado. Debido a que se puede medir la presencia de este tipo específico de macrófagos, podrían facilitarse el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes que padecen ambas enfermedades. Esta investigación abre el camino a nuevos enfoques terapéuticos dirigidos a limitar los incrementos de carga viral en pacientes con tuberculosis.