MADRID, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio de la Northwestern University (EEUU) descubrió que los vuelos espaciales, tanto a bordo de un transbordador espacial como de la Estación Espacial Internacional (EEI), tienen un efecto constante en el microbioma intestinal.
Los investigadores de Northwestern desarrollaron una herramienta analítica novedosa para comparar datos de microbiomas de ratones desde 2011, llamada STARMAPS (Prueba de similitud para patrones de abundancia de microbiomas acordes y reproducibles). La herramienta indica que los vuelos espaciales causan un cambio específico y constante en las proporciones de abundancia y diversidad de bacterias en el intestino. El estudio ha sido publicado en la revista 'Microbiome'.
En primer lugar, el equipo usó STARMAPS para comparar los datos de vuelos espaciales con los datos recopilados de estudios sobre los efectos de la radiación en el intestino, y descartaron la radiación espacial como la causa de los cambios en el microbioma durante los vuelos espaciales.
"La radiación definitivamente tiene un efecto en el microbioma intestinal, pero esos efectos no se parecen a lo que vimos en los vuelos espaciales", ha desmentido Martha Vitaterna de Northwestern, quien dirigió el estudio.
A continuación los investigadores compararon los cambios fisiológicos en el astronauta Scott Kelly con su gemelo Mark. Aunque descubrieron que un año en el espacio afectó el microbioma intestinal del astronauta Scott Kelly, no había suficientes datos para sacar conclusiones generales sobre los efectos de los vuelos espaciales en el cuerpo humano.
"Si vamos a enviar humanos a Marte o en largas misiones a la luna, es esencial comprender los efectos de la exposición a largo plazo del ambiente espacial en nosotros, y en los billones de bacterias que viajan con nosotros", ha afirmado Turek, profesor de neurobiología de Charles y Emma Morrison en Weinberg y coautor del artículo.
MAPEANDO EL MICROBIOMA
Para llevar a cabo el estudio, utilizaron muestras de un grupo de vuelos espaciales más un grupo de control de tierra, un grupo de referencia y un grupo de laboratorio que se alojó en una instalación de ratón convencional durante la misma duración del viaje. También observaron muestras de ratones de la misión final del transbordador espacial estadounidense STS 135 que se lanzó en 2011.
STARMAPS permite ver más fácilmente los patrones en los que diferentes tipos de bacterias se vuelven más o menos abundantes en diferentes condiciones. Usando esta herramienta, los investigadores del Noroeste notaron de inmediato que los microbiomas en los ratones de vuelo espacial y de control terrestre se veían muy diferentes a los otros dos grupos. "Descubrimos que el hábitat tiene un gran impacto", ha indicado Vitaterna.
Aunque los investigadores no utilizaron STARMAPS para analizar muestras recolectadas del astronauta Scott Kelly durante su año en el espacio, sí notaron que sus datos se ajustan al mismo patrón consistente causado por los vuelos espaciales.
"Algunos de los cambios de alto nivel son similares", ha asegurado Peng Jiang, profesor asistente de investigación en neurobiología en Weinberg. "Vimos que las proporciones de los mismos tipos principales de bacterias cambian en la misma dirección y un ligero aumento en la diversidad general. Eso es consistente", ha añadido.
El estudio ha sido respaldado por la NASA. "Entender qué factores genéticos contribuyen a las diferencias en las cepas bacterianas será útil para desarrollar contramedidas que puedan proteger su microbioma durante los períodos estresantes", ha indicado Vitaterna.