MADRID, 12 Sep. (EDIZIONES) -
El corazón es el músculo que impulsa la circulación de la sangre por el cuerpo. El ventrículo derecho es el encargado de llevar sangre a los pulmones, y el izquierdo de llevarla por todo el cuerpo.
En las personas que no son deportistas, en situación basal, de reposo, late unas 60 veces por minuto. En situación de máximo ejercicio, unas 160-170 veces, y además se contrae de forma vigorosa.
Según detalla la Fundación Española del Corazón (FEC), se suele decir que el tamaño del corazón normal en cada persona es aproximadamente como el tamaño de su puño. Ahora bien, en ciertas enfermedades cardíacas puede aumentar de tamaño, se dilata, pero también esto ocurre en los deportistas de élite, que tienen el corazón más grande. ¿Por qué esto es así?
En una entrevista con Infosalus, el presidente de la FEC, el doctor Carlos Macaya explica que tienen el corazón tan grande los deportistas porque este músculo tiene que trabajar más de lo habitual: "Tiene que trabajar y ponerle más gasolina. Los coches cuanto más corren, más gasolina necesitan. Entonces las arterias coronarias llevan sangre al músculo del corazón y éstas, cuando hacen mucho ejercicio, deben aumentar ese flujo de sangre para que todo funcione correctamente".
Además, la especialista en Cardiología y directora del Instituto Cardiovascular del Hospital Clinic de Barcelona, la doctora Marta Sitges, añade en este sentido, y en otra entrevista con Infosalus que, en general, los deportistas tienen un corazón más grande, pero también con más capacidad de eyectar sangre, dado que es lo que necesita el organismo cuando se hace deporte.
"El cuerpo que hace ejercicio precisa de más combustible, por tanto necesita una bomba que reparta esa sangre más deprisa por todo el cuerpo. Se trata de una situación de más demanda, por eso se hace más grande y tiene reserva para que en un momento dado pueda funcionar más", aclara Sitges.
A su vez, otra diferencia que menciona la cardióloga sobre el corazón de un deportista de alto rendimiento con respecto al de una persona normal es que sus pulsaciones son más bajas.
"Normalmente, los deportistas de élite tienen un corazón tremendo, que además cuando están sentados, en reposo, late 40 veces por minuto, y no los 60 habituales. Esto es así porque este órgano está entrenado para el máximo esfuerzo y para aumentar mucho el volumen de sangre por minuto sin problemas. De 40 a 160 se multiplica por 4 la frecuencia cardiaca", añade por su parte el presidente de la Fundación Española del Corazón.
TAMBIÉN ES UN CORAZÓN MÁS GRUESO
Igualmente, la experta del Hospital Clinic de Barcelona señala que, aparte de que es más grande, el corazón del deportista de élite es más grueso. "Todo va enfocado con el mismo objetivo, un corazón que gasta poco en situación de reposo, en situación basal, y cuando necesita más tiene ese margen de incrementar su tamaño y capacidad", añade la cardióloga.
Según concreta esta especialista, el corazón en reposo "es una bomba" que hace circular un líquido, que es la sangre, y maneja unos cinco litros por minuto. "Cuando hace ejercicio maneja 25 litros por minuto, por lo que tiene que ir más rápido. Al estar en reposo, está más tranquilo, por ejemplo a 45 pulsaciones por minuto para que cuando necesita más, se pone enseguida en 70 pulsaciones por minuto. Una persona normal, en situación basal, de reposo, registra unas 70 pulsaciones por minuto, y cuando hace deporte sube a 120 porque su corazón no esta entrenado", agrega.
La directora del Instituto Cardiovascular del Hospital Clinic de Barcelona agrega a su vez que el corazón de los deportistas profesionales está "más preparado" para aguantar cargas de deporte, si bien advierte de que hoy en día se tiene conocimiento de que esta adaptación es "tan excesiva" en algunos casos que empieza a acercarse a estadios cercanos a enfermedad.
"Por eso los deportistas, aparte de comprarse buen calzado, deben revisarse su corazón, sus ligamentos o músculos. El corazón no duele y no avisa, y se va adaptando. En la gran mayoría de personas esa adaptación es normal, pero en otras es una adaptación nociva y les puede dar problemas. Hacer deporte es bueno, pero en gente con mucha carga de entreno y muy intenso hay que revisárselo", sentencia la doctora Sitges.