Ver y oler los alimentos prepara el hígado del ratón para la digestión

Oler comida, olfato
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Actualizado: lunes, 19 noviembre 2018 7:49

MADRID, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -

La vista o el olor de algo delicioso a menudo es suficiente para hacerte la boca agua, pero la respuesta fisiológica a la percepción de los alimentos puede ir mucho más allá de tus glándulas salivales. Una nueva investigación en ratones muestra que ver y oler los alimentos por sí solos puede ser suficiente para iniciar procesos en el hígado que promueven la digestión de los alimentos, como se informa en un artículo sobre este estudio publicado este jueves en la revista 'Cell'.

"Este descubrimiento cambia nuestra visión de uno de los procesos más fundamentales del cuerpo", dice el autor principal Jens Brüning, endocrinólogo y genetista y director del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo en Colonia, Alemania. "La percepción de los alimentos en el cerebro activa el hígado de tal manera que comienza a prepararse para recibir los nutrientes que espera", añade.

Un estudio previo publicado en 'Cell' en 2015 por otro equipo de investigadores encontró que la percepción sensorial de los alimentos por parte de ratones de laboratorio era suficiente para desencadenar las vías neuronales que normalmente se impulsan con la alimentación.

Específicamente, la percepción de los alimentos inhibió las neuronas AgRP, que estimulan el apetito, y activó las neuronas POMC, que inducen la saciedad y suprimen la alimentación. El nuevo trabajo se basó en esa investigación y se centró en cómo los cambios en estas vías neuronales enviaban señales que afectaban a las actividades metabólicas en el hígado.

PREPARACIÓN DEL RETÍCULO ENDOPLASMÁTICO

Aquí, los investigadores encontraron que, a los cinco minutos de que los ratones de laboratorio percibieran el alimento, los cambios en la actividad de las neuronas POMC eran suficientes para inducir una cascada de señalización rápida que activaba las vías de señalización mTOR y xbp1. Estas vías normalmente se activan cuando el hígado absorbe los aminoácidos de los alimentos digeridos y ayuda a aumentar la capacidad de plegamiento de las proteínas del retículo endoplásmico (RE), que reúne las proteínas de los aminoácidos presentes en los alimentos.

"Nuestra investigación muestra que estos cambios en el hígado se producen en respuesta a los ratones que ven y huelen la comida --dice Brüning--. Es todo un programa coordinado para activar el RE y prepararlo para que se sinteticen y se plieguen más proteínas después de comer".

Los investigadores dicen que los hallazgos tienen implicaciones potenciales para aprender sobre las conexiones entre la obesidad y la diabetes, específicamente al observar los efectos del plegamiento de proteínas en la liberación de insulina. "Existe la posibilidad de que esta preparación del hígado dependiente de la sensibilidad a los alimentos pueda verse comprometida con la obesidad. Podría ser un mecanismo que contribuya a la resistencia a la insulina", explica Brüning.

"La obesidad puede dejar el hígado no preparado para el plegamiento de proteínas después de comer, lo que a su vez podría alterar la respuesta normal de la insulina. Esto es algo que planeamos analizar en futuros estudios que utilizan modelos de obesidad en ratones", agrega.

Se necesita más investigación antes de que los hallazgos en roedores puedan estar relacionados con los humanos. Los científicos están planeando estudios de traducción que analicen la sensibilidad a la insulina en voluntarios humanos a los que se les permite ver y oler, pero no comer, alimentos.