MADRID, 14 Mar. (EUROPA PRESS) -
La neuróloga de la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra, Ángela Milán, ha recordado que el 'vamping', es decir, utilizar las nuevas tecnologías antes de dormir, tiene efectos negativos para la salud, ya que la luz azul de onda corta emitira por las pantallas afecta a la calidad del sueño y al rendimiento.
Para conciliar el sueño, el cuerpo segrega melatonina, que es la hormona que regula el ciclo del sueño y que suele producir el cerebro unas dos horas antes de dormir. Sin embargo, si usan aparatos electrónicos con luz, el cerebro entiende que aún es de día y no segrega esta hormona, ya que la luz detiene la producción, por lo que se retrasa el inicio del sueño y se duermen menos horas, lo que se llama insomnio tecnológico.
"El vamping es un fenómeno nuevo que va en aumento en los últimos años, sobre todo, en los adolescentes, pero también en los niños, que tienen móviles cada vez más jóvenes", ha dicho la experta, para informar de que diversos estudios muestran que la falta de sueño provocada por el uso de las pantallas perjudica en mayor medida a los niños, ya que la producción de melatonina se reduce hasta un 90 por ciento más que en el adulto.
Además de influir en la cantidad y en la calidad del sueño, la alteración en la segregación de la melatonina influye en el apetito. En este sentido, la endocrinóloga pediátrica, María Alija, ha comentado que la luz de las pantallas inhibe la producción de la melatonina, por lo que aumenta la producción de neuropéptidos, que estimula el apetito y la apetencia por alimentos más grasos y dulces.
"Por eso, si no respetamos nuestros ciclos de sueño y, además, utilizamos pantallas antes de dormir, alteramos el proceso natural, por lo que tenemos más hambre, nos apetecen más dulces y, por tanto, engordamos más. Diversos estudios muestran que dormir entre tres y cinco horas menos de lo habitual lleva a consumir 385 calorías más al día, lo que conlleva un aumento de peso si se produce de forma prolongada. Como dato a tener en cuenta, a día de hoy, dormimos siete horas, mientras que, en los años 60, la media de sueño era de nueve horas", ha argumentado.
Asimismo, apostilla, la reducción de horas de sueño provoca que aumente el cansancio y, por tanto, no estaremos tan activos, algo que, a largo plazo, también afectará al peso. Y es que, tal y como ha recalcado, al dormir, no solo importa la cantidad de horas, si no la calidad del sueño en todas las etapas.
"Los especialistas aseguran que es necesario descansar adecuadamente para rendir con eficacia, pensar con claridad, asentar la memoria y reaccionar con agilidad. Pero, además, un sueño óptimo previene de sufrir enfermedades como infartos, ictus o depresiones", ha zanjado la especialista de la Unidad del Sueño, Elena Urrestarazu.