MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Baylor College of Medicine e instituciones colaboradoras de Estados Unidos han identificado una estrategia que utilizan los tumores cancerosos para interrumpir a distancia el desarrollo de una respuesta inmunitaria que podría detener su crecimiento.
El estudio, publicado en la revista 'Cell Stem Cell', demuestra en modelos animales que los tumores de cáncer de mama envían señales moleculares a la médula ósea, cuna de las células inmunitarias. Las señales alteran el entorno natural de la médula ósea de tal manera que suprime la respuesta para combatir el tumor. Curiosamente, estos cambios persisten mucho tiempo después de la extirpación del tumor.
Los investigadores también identificaron formas de acelerar el restablecimiento de las condiciones normales en la médula ósea tras la extirpación del tumor, acelerando la recuperación del sistema inmunitario. Los hallazgos justifican nuevas investigaciones que podrían conducir a tratamientos mejorados para los pacientes.
"La investigación ha demostrado que el cáncer de mama puede tener un impacto significativo en el organismo incluso antes de que haga metástasis o se extienda a otros órganos. Por ejemplo, los tumores pueden alterar a distancia el ecosistema de la médula ósea, lo que provoca una respuesta inmunitaria que no ataca al tumor, sino que favorece su crecimiento", afirma el doctor Xiang H.-F. Zhang, autor del estudio.
Zhang, titular de la cátedra William T. Butler y director interino del Centro de Mama Lester y Sue Smith del Baylor, añade que, "para entender cómo ocurre esto, caracterizamos la organización de la médula ósea en modelos animales de cáncer de mama antes de que el tumor hubiera hecho metástasis".
El equipo descubrió que incluso los tumores pequeños pueden afectar profundamente al organismo, ya que desencadenan múltiples cambios en la médula ósea.
"Los tumores de cáncer de mama promueven la sobreproducción de células de la médula ósea llamadas osteoprogenitoras, que más tarde contribuirán a la formación de hueso nuevo", explica la primera autora, la doctora Xiaoxin Hao, asociada postdoctoral en el laboratorio de Zhang.
Además, otras células, los progenitores de las células que dan lugar a las células inmunitarias, también crecen en número. Y lo que es más importante, estos progenitores también cambian su ubicación típica dentro de la médula ósea, reubicándose cerca de las células osteoprogenitoras y estableciendo una nueva comunicación célula a célula con estas células, en particular con un subconjunto denominado progenitores granulocito-monocitarios (GMP).
"Creemos que esta comunicación entre osteoprogenitores y GMP es clave, porque los GMP dan lugar a neutrófilos y monocitos, células inmunitarias que se sabe desde hace tiempo que se acumulan en algunos tumores de cáncer de mama en pacientes y en modelos de ratón de cáncer de mama y ayudan a promover el crecimiento tumoral al suprimir la respuesta inmunitaria antitumoral", afirma Hao.
Los investigadores se sorprendieron al comprobar que tras extirpar el tumor, que consideraban el origen del problema, la alteración de la médula ósea no se recuperaba inmediatamente.
"Observamos esto en modelos animales --señala Hao--. En algunos pacientes, hemos visto que incluso más de 40 semanas después de extirpar el tumor, sigue habiendo un mayor número de neutrófilos en su sangre, lo cual es clínicamente relevante".
En algunos casos, la extirpación del tumor va seguida de inmunoterapia, cuyo éxito depende de un sistema inmunitario intacto. "Nuestros hallazgos sugieren que, al menos en algunos pacientes, el sistema inmunitario sigue comprometido tras la extirpación del tumor, lo que probablemente reduce los efectos beneficiosos de la inmunoterapia", asegura Zhang.
Además, los hallazgos tienen implicaciones para la metástasis. La metástasis puede surgir años o incluso décadas después de la extirpación quirúrgica del tumor, sembrada por las células cancerosas residuales que quedan tras la intervención. "Un efecto inmunosupresor persistente tras la intervención puede crear un entorno favorable para que las células cancerosas residuales proliferen y hagan metástasis", explica Hao.
Los investigadores también identificaron la proteína MMP-13 como un mediador esencial de la diafonía entre las células osteoprogenitoras y las MMP. "Demostramos que si eliminamos o inhibimos la MMP-13, podemos acelerar la recuperación del sistema inmunitario y restaurar la eficacia de las inmunoterapias", señala Hao.
"Nuestros hallazgos sugieren una nueva modalidad de tratamiento que es muy diferente de las estrategias actuales --añade Zhang--. No se dirige a las células cancerosas, no se dirige a las células T inmunitarias que atacan a las células cancerosas, se dirige a todo el organismo. Se trata de eliminar una especie de sombra proyectada sobre todo el sistema inmunitario".
Además, anuncia que "éste es sólo el principio de una serie de estudios sobre cómo los tumores alteran todo el organismo. Nuestros hallazgos apoyan la continuación de nuestra investigación en este camino, y esperamos que conduzca a la identificación de tratamientos mejorados para los pacientes de cáncer".