MADRID, 29 May. (EDIZIONES) -
Hace unos días salía publicado que un político español que había superado la enfermedad de COVID-19 había vuelto a ser ingresado por presentar trombos en la pierna y en los pulmones. Y es que se trata de una secuela bastante frecuente entre los pacientes que han pasado tiempo encamados, y que han superado un cuadro grave de COVID-19.
Pablo Demelo Rodríguez, especialista en Medicina Interna del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), explica en una entrevista con Infosalus que el riesgo de sufrir una trombosis después de haber tenido la infección por el nuevo coronavirus SARS-Cov-2 es mayor en los pacientes que han estado muchos días hospitalizados, especialmente en los que han estado ingresados en unidades de cuidados intensivos. También dice que tienen más riesgo los pacientes más mayores y aquellos que tienen otras enfermedades, así como aquellos pacientes con antecedentes de trombosis.
"En la infección por COVID-19 no sabemos exactamente durante cuánto tiempo se mantiene ese riesgo de sufrir trombosis. Pero sabemos por otras enfermedades infecciosas que los pacientes que han sido ingresados tienen un riesgo mayor de sufrir trombosis durante el ingreso, y este riesgo disminuye de forma progresiva en los 2 meses siguientes, hasta normalizarse", aclara el doctor Demelo.
Es por este motivo por el que la mayoría de los pacientes ingresados con COVID-19 reciben tratamiento con heparina (anticoagulante) en el hospital, con el fin de prevenir la formación de trombos. "Una vez en casa, es importante que caminen a diario siempre que sea posible. Moverse y contraer los músculos de las piernas es la mejor forma de prevenir la trombosis", aconseja el experto en Medicina Interna.
EL PELIGRO DE LOS TROMBOS
En este sentido, el presidente de la Sociedad Española de Cardiología, el doctor Ángel Cequier, advierte en otra entrevista con Infosalus de que un trombo o coágulo de sangre, depende de dónde se forme, puede provocar trastornos importantes como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y embolia pulmonar. "Cuando tapa una arteria o vena principal, todo lo que irriga queda sin circulación y entonces se necrosa, se muere", señala.
Se puede sospechar de ello, según precisa el especialista en Medicina Interna del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, a partir de estas dos manifestaciones de la enfermedad tromboembólica venosa (ETV): Con la formación de trombos en las venas de las piernas (lo que llamamos trombosis venosa profunda) o con la migración de estos trombos desde las piernas hasta el pulmón (lo que llamamos embolia pulmonar). Un paciente puede tener solo trombosis venosa profunda, solo embolia pulmonar, o las dos al mismo tiempo, añade.
"Los síntomas de trombosis venosa profunda son generalmente fáciles de identificar: El paciente sufre dolor e hinchazón de una de las piernas, que a veces se pone también roja y caliente. Lo normal es que afecte solo a una pierna y la otra sea normal, lo que permite identificarlo más fácilmente. Esta hinchazón de la pierna puede ser en la zona del gemelo-tobillo, pero también puede hincharse la pierna entera", subraya.
Los síntomas de embolia pulmonar son diferentes, según advierte el doctor Demelo, siendo lo más frecuente que el paciente experimente de forma súbita dificultad para respirar, a veces acompañada de dolor torácico. "Pueden aparecer otros síntomas como pérdida brusca del conocimiento o pulso acelerado. Un paciente debe acudir al médico si presenta una pierna hinchada y dolorosa de forma repentina. También debe acudir si experimenta dificultad para respirar, dolor torácico o una pérdida brusca del conocimiento", añade.
Concretamente, en el escenario del COVID-19, el 80% de los trombos se producen en el sistema venoso y suelen generarse en las extremidades inferiores, o ya en el pulmón, en la arteria pulmonar o en sus ramas, precisa el presidente de la Sociedad Española de Cardiología.
Esto sucede porque se produce porque el virus produce un estado inflamatorio en sus fases más graves, según remarca el cardiólogo, que activan mecanismos de coagulación que favorecen la formación de trombos. "En la fase más aguda, donde se complica la neumonía, se produce una respuesta inflamatoria del organismo en respuesta a esa infección, y por la que pueden producirse lesiones en las paredes de las venas y arterias. Si a esto se le suma el encamamiento del paciente prolongado, existe ese riesgo potencial de formarse coágulos. También se asocia a la edad avanzada del paciente, así como a comorbilidades que favorecen también este desequilibrio en el organismo y la formación de coágulos", añade.
El experto del Gregorio Marañón apostilla aquí que el riesgo de sufrir una trombosis durante un ingreso hospitalario disminuye de forma progresiva durante los 2 meses siguientes y, por todo esto, defiende que es importante que los pacientes con COVID (y la población general), mantenga una vida activa, caminando y moviendo las piernas siempre que sea posible.
EL PAPEL DE LOS ANTICOAGULANTES
Finalmente, el presidente de la Sociedad Española de Cardiología insiste en que no todas las personas que han superado la COVID van a presentar riesgo de formación de trombos. "Se trata de que es una de las complicaciones que surgen tras la infección que no aparece en todos los pacientes, sí en los más complejos, y por eso ya anticoagulamos a los de más riesgo en el momento del ingreso. Sabemos por qué se producen y se está ofreciendo un tratamiento que empíricamente hace pensar que vamos en la buena dirección", sentencia el doctor Cequier.
De hecho, recientemente ha salido publicado un estudio liderado por el director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) de Madrid y del Instituto Cardiovascular Monte Sinaí de Nueva York (Estados Unidos), el investigador español Valentín Fuster, en el que se constata que los anticoagulantes pueden mejorar la supervivencia de los pacientes con COVID-19, al prevenir los posibles eventos mortales antes mencionados y relacionados con cuadros de coronavirus graves.
"Es importante recalcar que la trombosis después del ingreso hospitalario no es algo desconocido. Se conoce desde hace muchos años. Se da la circunstancia de que en muy poco tiempo hemos tenido miles de pacientes con COVID ingresados, y eso sumado a que la gente no ha salido apenas de casa en semanas, favorece que estemos viendo algunos casos de trombosis ahora, pero nada alarmante", agrega el doctor Demelo.
Según resalta, la clave es prevenir la infección por el coronavirus con el lavado de manos, la distancia social, y el uso de la mascarilla cuando esté indicado. "Y si tenemos la mala suerte de tener una infección por COVID, entonces debemos intentar prevenir la trombosis: caminar y mover las piernas es el método más eficaz, y además es barato", sentencia el especialista en Medicina Interna del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.