MADRID, 8 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio de imágenes cerebrales, publicado en 'The American Journal of Psychiatry', demuestra que los cerebros con trastornos relacionados con la esquizofrenia no son todos iguales.
"Se sabe que, en promedio, las personas con esquizofrenia tienen más impedimentos sociales que la población general", comienza uno de los autores principales, Aristóteles Voineskos, pero "se necesita adoptar un enfoque agnóstico y dejar que los datos digan cuáles son sus perfiles de comportamiento cerebral", afirma.
Así, los investigadores descubrieron que la relación entre la función cerebral y el comportamiento social no tenía nada que ver con las categorías de diagnóstico convencionales dadas en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
La mayoría de los estudios sobre el cerebro en el campo de la salud mental comparan un grupo de enfermedades con un grupo "no sano" o "no saludable" para buscar biomarcadores, una medida biológica de los síntomas de salud mental, explica el especialista. "Esta búsqueda de biomarcadores ha sido difícil de alcanzar", reconoce.
El estudio incluyó a 179 participantes de tres centros de Toronto, Nueva York y Baltimore y pone en duda ese paradigma porque "las personas con la misma enfermedad mental pueden no mostrar el mismo efecto biológico o patrones", alega Voineskos.
De esta manera, se involucró a participantes que completaron una tarea de imitación facial mientras se realizaban escáneres cerebrales de resonancia magnética funcional, así "se encontraron tres perfiles de activación", según otro de los autores principales, Colin Hawco. Estos pueden describirse como perfiles típicos, sobre-activados y desactivados.
"Aquellos con redes sobre-activadas pueden ser ineficientes en términos de actividad cerebral, probablemente necesitaron trabajar más para hacer la misma tarea en comparación con los otros grupos", aclara Hawco. El grupo de desactivación mostró un uso "muy eficiente de su cerebro y también lo hizo mejor en las pruebas de comportamiento y de procesamiento social". Estos hallazgos se dieron en los participantes con y sin esquizofrenia.
Actualmente no existe un tratamiento efectivo para tratar estos impedimentos sociales, por lo que es de sumo interés "descubrir las redes cerebrales de los comportamientos sociales como objetivos para el tratamiento y la investigación", añade el director de Investigación del Hospital Zucker Hillside, Anil Malhotra.
Las personas con discapacidades sociales pueden no ser capaces de reaccionar como se espera a las emociones que ven en los demás, como el miedo, la tristeza o la felicidad. A medida que las discapacidades sociales se vuelven más graves, es más probable que las personas se encuentren aisladas, no puedan funcionar en la vida diaria y tengan una reducción marcada en su calidad de vida, afirma el director del Centro de Investigación Psiquiátrica de Maryland, Robert Buchanan.
Estos datos se vieron reforzados por una muestra de replicación independiente de 108 participantes, los cuales mostraron los mismos hallazgos en la función cerebral que en la muestra original.