MADRID 11 Jun. (EUROPA PRESS) -
El jefe de Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario de Valladolid, Carlos Vaquero, asegura que es "muy difícil" librarse de una trombosis venosa profunda (TVP) y, de hecho, el 75 por ciento de quienes la sufren acaban desarrollando con el tiempo algún tipo de secuela, según ha destacad durante el XVIII Congreso Nacional del Capítulo Español de Flebología, que se celebra estos días en Madrid.
El problema es que este tipo de secuelas producen un "importante deterioro" en su calidad de vida, a nivel individual y a nivel social, como reconoce este experto. "Es peor cuanto más severa sea la secuela postrombótica, que muchos las sufren durante el resto de su vida", asegura Vaquero.
De este modo, lo más común dentro del síndrome postrombótico es el dolor en la extremidad afectada, con hinchazón en las piernas, varices, pigmentación de la piel y, en casos extremos, una obstrucción venosa que derive en una embolia pulmonar que cause la muerte del enfermo.
En muchos casos, es el propio tratamiento el que genera incomodidades en la vida de los pacientes, como sucede con los anticoagulantes o con el uso de medias elásticas para evitar trombos.
Estos pacientes sufren otro tipo de incomodidades, además de las dificultades estéticas, lo que conlleva "importantes limitaciones en su actividad física, el desempeño de su trabajo y sus relaciones sociales", recuerda Vaquero, quien ha iniciado un estudio para analizar los efectos a largo plazo después de que los pacientes hubieran superado los correspondientes tratamientos.
"Los médicos a veces sólo nos preocupamos de curar o no curar, y nos olvidamos de que los pacientes son personas que se preocupan de su calidad de vida en el futuro", señala.
Según este experto, para evitar las secuelas es importante, principalmente, "evitar la obesidad, no estar mucho tiempo de pie, mantener las piernas elevadas al sentarse e hidratar frecuentemente las extremidades".