CASTELLÓ, 13 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Castellón, que ha evaluado a cerca de 700 adolescentes de entre 11 y 15 años, ha detectado que los traumas sufridos durante la infancia en familias con poca comunicación y afecto pueden generar psicosis en la adolescencia.
Sus resultados, publicados en la revista científica 'World Journal of Psychiatry', forman parte de la tesis doctoral del psiquiatra Antonio Jovaní, dirigida por los profesores de la CEU UCH Gonzalo Haro y Francisca Castellano, con la colaboración otros miembros del Grupo de Investigación en Salud Mental y Adicciones (TXP).
Para sus autores, el estudio supone un avance en la comprensión de los factores psicosociales que predisponen a la aparición de síntomas psicóticos tempranos. El grupo de investigación TXP de la CEU UCH en Castellón ha analizado, mediante cuestionarios validados sobre trauma infantil, síntomas psicóticos y estilos parentales, cómo las experiencias traumáticas en la infancia y los estilos de socialización parental influyen en la aparición de estados mentales de alto riesgo (EMAR) para desarrollar psicosis en adolescentes, detalla la institución académica.
Los investigadores han evaluado a un total de 697 adolescentes de entre 11 y 15 años de nuevo centros educativos de la provincia de Castellón. Los cerca de 700 participantes fueron clasificados en distintos niveles de riesgo: controles, riesgo bajo, medio y alto, siendo este último correspondiente al grupo EMAR (estado mental de alto riesgo). El 2,8 % de los adolescentes presentaban este estado mental de alto riesgo de psicosis (EMAR). Además, otro 3,2% manifestó riesgo intermedio, lo que subraya la necesidad de prestar atención a esta población antes de que los síntomas se agraven.
Los sujetos con estado mental de alto riesgo (EMAR) reportan entre cinco y nueve veces más experiencias traumáticas en la infancia que los sujetos controles sanos. En la muestra analizada, un 29,2% de los adolescentes (198 de los 697 participantes) había sufrido un evento potencialmente traumático en su vida, sin que ello implique desarrollo de sintomatología postraumática en todos ellos.
El estudio diferencia entre los sujetos controles sanos, donde solo el 10,8% reportaron un evento potencialmente traumático, frente al 89,5% de los sujetos con estado mental de alto riesgo que sí lo reportaron. Además, este porcentaje experimenta una tendencia ascendente progresivamente en los grupos de riesgo bajo (51,5%) e intermedio (82,6%).
MUERTE DE UN FAMILIAR O BULLYING, PRINCIPALES TRAUMAS
Los traumas más frecuentemente reportados son el fallecimiento de un ser querido (18%), la negligencia o abuso emocional ('bullying', 8%), el maltrato físico (6%), haber sufrido un desastre natural o un accidente de tráfico (2%) y los abusos sexuales (0,9%).
En cuanto a las puntuaciones totales de la escala DTS (Davidson Trauma Scale), la sintomatología postraumática es cuatro veces y media más intensa en los sujetos EMAR (71,11) que en el grupo control sano (16,06).
Según explica el psiquiatra Antonio Jovaní, primer firmante del artículo, "los datos muestran que las experiencias traumáticas durante la infancia y la adolescencia, especialmente el abuso sexual y las negligencias emocionales, aumentan significativamente el riesgo de desarrollar EMAR. Y también confirman que las familias con menos comunicación y afecto agravan el impacto del trauma, aumentando el riesgo de desarrollar psicosis en los adolescentes".
La doctora en Psicología Francisca Castellano, profesora del departamento de Ciencias de la Educación y coautora del estudio, destaca que "una socialización parental basada en el afecto y la comunicación puede actuar como un factor protector frente a la aparición de síntomas psicóticos, incluso en adolescentes con antecedentes traumáticos. Esto refuerza la idea de que intervenir en la dinámica familiar es clave para la prevención en salud mental".
Por su parte, el doctor Gonzalo Haro, psiquiatra y profesor titular de Psiquiatría del grado en Medicina en la CEU UCH de Castellón, investigador principal del grupo TXP, añade que "esta investigación aporta evidencia sobre la necesidad de programas de detección precoz de riesgo de desarrollo de psicosis en adolescentes, programas que deben explorar la presencia de traumas y familias poco comunicativas y afectivas".
"Además, la relación encontrada entre el consumo de alcohol y drogas y el desarrollo de trastornos mentales en la adolescencia es también significativa entre los resultados que hemos obtenido", advierte el investigador.
CRIBADOS PREVENTIVOS EN SALUD MENTAL INFANTO-JUVENIL
Paralelamente, el estudio refleja que muchos adolescentes con síntomas psicóticos leves no son detectados por los sistemas sanitarios, ya que el modelo EMAR clásico se basa en sujetos que buscan ayuda. En cambio, este enfoque comunitario permite identificar casos que, de otro modo, pasarían desapercibidos.
Es por eso que el grupo TXP advierte sobre la necesidad de realizar cribados preventivos en entornos escolares y familiares, como recomienda la Academia Americana de Pediatría para otros trastornos como la depresión. Sin embargo, estos investigadores insisten en que se deben evitar los sobrediagnósticos mediante herramientas específicas y con profesionales formados.