MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -
La rinitis alérgica afecta, aproximadamente, al 21 por ciento de la población, especialmente a jóvenes que viven en medios urbanos, una patología que, si no se trata adecuadamente, puede derivar también en asma, conjuntivitis o alergia cutánea, según el jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario La Fe de Valencia y presidente de la Comisión de Rinología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL), Miguel Armengot.
Los componentes genéticos tienen "mucho que ver" en el desarrollo de esta enfermedad, aunque los que "más pesan" son los ambientales, ya que vivir en ambientes más naturales, en contacto con las plantas, la tierra, los animales, etc., hace que el paciente conviva con sustancias que no son nocivas para el ser humano, "pero si no se entra en contacto con ellas hasta pasados varios años, el organismo puede reaccionar mal", ha explicado el doctor.
En este sentido, ha añadido que, una vez diagnosticada la rinitis, esta tiene un impacto "muy alto" en la calidad de vida, tanto que la sensación incómoda y los efectos adversos con los que conviven los pacientes con rinitis se prolonga meses e incluso todo el año, como la sensación de embotamiento, la mala calidad del sueño o el incremento de las apneas durante el sueño.
Para tratar esta, "los corticosteroides tópicos en spray nasal como fuorato de fluticasona son la primera opción de tratamiento, ya que permiten reducir la inflamación y mejorar mucho la sintomatología, aunque en ocasiones, se debe añadir antihistamínicos en spray, en combinación con corticosteroides, o antihistamínicos en comprimidos orales, consiguiendo así reducir la sintomatología y mantener una adecuada calidad de vida", ha destacado el especialista.
Si además los pacientes padecen asma, deben tratarse con corticoesteroides intranasales, un tratamiento que ha conseguido una "reducción significativa" de las hospitalizaciones y las visitas a urgencias relacionadas con esta última patología.