Los trastornos de salud mental, la malaria y las enfermedades cardíacas, los más afectados por la pandemia de COVID-19

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Archivo - Mujer con mascarilla. - DEEP ART/ ISTOCK - Archivo
Publicado: jueves, 3 julio 2025 7:07

   MADRID, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -

   La interrupción de la atención médica durante la pandemia de COVID-19 provocó fuertes aumentos en otras causas de enfermedad y muerte no relacionadas con la COVID-19, en particular trastornos de salud mental, malaria en niños pequeños y accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas en adultos mayores, según un estudio de la Universidad de Zhejian en Hangzhou, China publicado por 'The BMJ'.

    Por ejemplo, los casos nuevos de trastornos depresivos aumentaron un 23% entre los 5 y los 14 años y las muertes por malaria aumentaron un 14% entre los niños menores de cinco años entre 2020 y 2021. Los investigadores afirman que las respuestas futuras a posibles pandemias u otras emergencias de salud pública de interés internacional "deben extenderse más allá del control de infecciones para abordar los impactos sindémicos a largo plazo sobre la salud".

   La mayoría de los servicios de salud se vieron gravemente afectados durante la pandemia, lo que dificultó los esfuerzos para prevenir y controlar numerosas enfermedades. Sin embargo, aún es necesario un análisis exhaustivo del impacto de la pandemia en otras causas de enfermedad y muerte.

   Para abordar este problema, los investigadores en China utilizaron datos del Estudio de la Carga Mundial de Enfermedades 2021 para simular la carga de 174 afecciones de salud en 2020 y 2021 en varias regiones, grupos de edad y sexos. Se incluyeron en el análisis un total de 204 países y territorios. Las principales medidas de interés fueron la incidencia (número de casos nuevos), la prevalencia (número de personas que viven con una enfermedad), las muertes y los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD), una medida combinada de cantidad y calidad de vida.

   Los trastornos depresivos y de ansiedad, junto con la malaria, fueron los más notablemente afectados, con un aumento significativo de la carga de enfermedad en comparación con otras causas.

   Por ejemplo, las tasas de AVAD estandarizadas por edad para la malaria aumentaron un 12% (a 98 por 100.000). Las tasas de AVAD para los trastornos depresivos y de ansiedad también aumentaron un 12% (a 83 por 100.000) y un 14% (a 74 por 100.000), respectivamente, especialmente entre las mujeres.

   Las tasas de incidencia y prevalencia estandarizadas por edad de los trastornos depresivos aumentaron un 14% (a 618 por 100.000) y un 10% (a 414 por 100.000), respectivamente, mientras que los trastornos de ansiedad experimentaron un aumento del 15% (a 102 y 628 por 100.000). Por otra parte, las tasas de prevalencia de enfermedades cardíacas también experimentaron aumentos notables, en particular entre individuos de 70 años y más (169 por 100.000 para enfermedades cardíacas isquémicas y 27 por 100.000 para accidentes cerebrovasculares).

   También se observó un aumento significativo (12%) en la tasa de mortalidad estandarizada por edad debido a la malaria, en particular entre los niños menores de cinco años en la región africana.

Los investigadores reconocen que sus métodos pueden no capturar completamente la complejidad y variación de las perturbaciones relacionadas con la pandemia, y dicen que factores como la calidad desigual de los datos entre las regiones, la posible falta de informes y los diagnósticos tardíos durante la pandemia pueden haber afectado la precisión de sus resultados.

   Sin embargo, afirman que su análisis ofrece un alcance más amplio que los estudios anteriores y proporciona recomendaciones prácticas y relevantes para las políticas destinadas a mejorar la preparación del sistema de salud.

   Por ello, concluyen: "Estos hallazgos subrayan la urgente necesidad de fortalecer la resiliencia del sistema de salud, mejorar la vigilancia integrada y adoptar estrategias basadas en sindemias para apoyar una preparación equitativa ante futuras emergencias de salud pública". Este estudio destaca cómo los datos pueden orientar una recuperación más inteligente para garantizar que las futuras crisis de salud perturben menos las vidas y afecten a las poblaciones de manera más equitativa, dicen los investigadores en un editorial vinculado.

   Al integrar estos conocimientos en los planes pospandémicos, los países pueden mejorar su resiliencia, escriben. Entre las medidas concretas se incluyen la asignación de presupuestos para servicios esenciales en situaciones de emergencia, el refuerzo de la atención primaria de salud, la ampliación de las redes de vigilancia de enfermedades y la priorización de la cobertura sanitaria universal, con especial atención a las comunidades desfavorecidas o marginadas.

    "En última instancia, reconocer y planificar los efectos indirectos de la pandemia salvará vidas y dejará sistemas de salud más fuertes y justos para futuras emergencias de salud pública", concluyen.

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