MADRID, 17 EUROPA PRESS)
Un estudio concluye que el COVID-19 está asociado a un mayor riesgo de trastornos de salud mental, como ansiedad, depresión, consumo de sustancias y trastornos del sueño, hasta un año después de la infección inicial.
Los resultados, publicados en 'The BMJ', sugieren que debería ser prioritario abordar los trastornos de salud mental entre los supervivientes del COVID-19.
Algunos estudios han sugerido que las personas con COVID-19 podrían tener un mayor riesgo de ansiedad y depresión, pero sólo incluyeron una pequeña selección de resultados de salud mental y realizaron un seguimiento de los pacientes durante un máximo de seis meses.
Todavía no se ha llevado a cabo una evaluación exhaustiva de las manifestaciones de salud mental en personas con COVID-19 al cabo de un año.
Para abordar esto, los investigadores utilizaron datos de las bases de datos nacionales de atención médica del Departamento de Asuntos de Veteranos de los Estados Unidos para estimar los riesgos de los resultados de salud mental en las personas que sobrevivieron al menos 30 días después de un resultado positivo de la prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) entre marzo de 2020 y enero de 2021.
Identificaron los datos de 153.848 individuos y los emparejaron con dos grupos de control sin COVID-19: 5.637.840 controles contemporáneos y 5.859.251 controles históricos anteriores a la pandemia. Los participantes eran en su mayoría hombres blancos con una edad media de 63 años.
El grupo de COVID-19 se dividió además en aquellos que fueron o no ingresados en el hospital durante la fase aguda de la infección, y se recogió información sobre factores potencialmente influyentes como la edad, la raza, el sexo, el estilo de vida y el historial médico.
A continuación, los investigadores realizaron un seguimiento de los tres grupos durante un año para estimar los riesgos de un conjunto de resultados de salud mental preespecificados, como la ansiedad, la depresión y los trastornos por estrés, los trastornos por consumo de sustancias, el deterioro neurocognitivo y los trastornos del sueño.
En comparación con el grupo de control no infectado, las personas con COVID-19 mostraron un riesgo un 60% mayor de padecer cualquier diagnóstico o prescripción de salud mental al cabo de un año (lo que equivale a 64 más por cada 1.000 personas).
Cuando los investigadores examinaron los trastornos de salud mental por separado, descubrieron que el COVID-19 se asociaba con 24 por cada 1.000 personas adicionales con trastornos del sueño al año, 15 por cada 1.000 con trastornos depresivos, 11 por cada 1.000 con deterioro neurocognitivo y 4 por cada 1.000 con cualquier trastorno por consumo de sustancias (no opiáceas).
Se encontraron resultados similares cuando se comparó el grupo de covid-19 con el grupo de control histórico.
Los riesgos fueron mayores en las personas ingresadas en el hospital durante la fase inicial (aguda) del COVID-19, pero fueron evidentes incluso entre los que no fueron ingresados en el hospital.
Las personas con COVID-19 también mostraron mayores riesgos de trastornos de salud mental que las personas con gripe estacional, mientras que las personas ingresadas en el hospital por COVID-19 mostraron mayores riesgos de trastornos de salud mental en comparación con las ingresadas en el hospital por cualquier otro motivo.
Se trata de un estudio observacional, por lo que no puede establecer la causa, y los investigadores reconocen que puede haberse producido algún sesgo de clasificación errónea. Además, el estudio incluyó principalmente a hombres blancos de edad avanzada, por lo que los resultados pueden no ser aplicables a otros grupos.
No obstante, afirman que sus hallazgos sugieren que las personas que sobreviven a la fase aguda del COVID-19 corren un mayor riesgo de padecer una serie de trastornos mentales, y que abordar los trastornos mentales entre los supervivientes del COVID-19 debería ser una prioridad.
"Ahora tenemos una imagen más clara de las repercusiones de la pandemia de COVID-19 en la salud mental", asegura Scott Weich, profesor de salud mental de la Universidad de Sheffield, en un editorial vinculado.
Basándose en los resultados de estudios anteriores, explica que para la población en general, el covid y el bloqueo causaron una angustia transitoria (relacionada con la amenaza) y que quienes contrajeron el COVID-19 tuvieron un riesgo moderadamente mayor de ansiedad y depresión, durante los primeros 6 meses aproximadamente (aunque el riesgo fue mayor en el primer mes).
"Haciendo un balance, podría decirse que gran parte de la investigación sobre las repercusiones del COVID-19 en la salud mental representa más una visión retrospectiva que una percepción", añade. Y afirma que ahora debemos centrarnos en avanzar en nuestra comprensión de las causas de la mala salud mental o en emprender investigaciones que evalúen los tratamientos para los trastornos mentales de forma más general.