BARCELONA, 5 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Investigación del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona han finalizado un estudio de diez años de duración en el que han detectado que el trasplante de hígado tiene efectos también sobre la función cognitiva.
El trabajo, publicado en la revista 'Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology', pone de manifiesto que, normalmente, después de un trasplante hepático se mejoran toda una serie de anomalías, como el edema cerebral, aunque en otros casos persisten los déficits.
El responsable del estudio y especialista del Servicio de Hepatología del Vall d'Hebron, Juan Córdoba, explica en su trabajo esta paradoja, que consiste en que aquellos pacientes con trasplante hepático mejoran globalmente su función cognitiva, pero en aquellos casos que presentan una enfermedad de hígado grave, el deterioro será "irreversible".
Entre los criterios para seleccionar a un candidato a ser trasplantado no se incluye este aspecto, pero la investigación demuestra la conveniencia de realizar la intervención quirúrgica lo antes posible, cuando los episodios no son tan continuados y por tanto la recuperación cognitiva del enfermo será mejor.
En cualquier caso, Córdoba asegura que a los diez años de la operación "aparece un envejecimiento cerebral acelerado", asociado a la toma de fármacos inmunosupresores imprescindible para que el cuerpo acepte el nuevo órgano una vez se produce el trasplante.
Los medicamentos inmunosupresores favorecen a medio plazo la aparición de hipertensión arterial, diabetes tipo II y, en general, enfermedades que aumentan el riesgo cardio y cerebrovascular, que acaban por provocar lesiones en los pequeños vasos y la sustancia blanca del cerebro, lo que conlleva el envejecimiento cerebral acelerado.
El estudio indica la importancia de tener en cuenta las secuelas postrasplante, e incidir así en el cuidado de los riesgos cardio y cerebrovasculares, mediante el fomento las conductas saludables.