MADRID, 9 Jul. (EDIZIONES) -
El amor de pareja no tendría que asociarse al sufrimiento. Por ello, conocer el funcionamiento de los mecanismos mentales humanos del amor es imprescindible a la hora de liberarse y de no repetir una y otra vez el mismo patrón y de meter la pata.
La realidad es que solemos pagar un alto precio debido a esta ignorancia. Pensar que todos tenemos una media naranja y que los amores deben ser de película se trata de un error devenido de una educación sentimental y de un romanticismo que defiende desde hace dos siglos que el enamoramiento es lo genuino del amor y que es lo que hay que buscar a toda costa.
"Es tan común sufrir en los amores que muchas personas terminan identificando ambas experiencias como intrínsecamente interrelacionadas. Muchos creen que no puede darse amor sin padecer. Pero el repetitivo sufrimiento que puedes estar atravesando en tus relaciones amorosas tiene explicación y tiene solución" , subraya a Infosalus el doctor en Psicología Iñaki Puñuel, con motivo de la publicación de su nuevo libro 'Las 5 trampas del amor' (La Esfera de los Libros), "un auténtico manual de supervivencia para las personas en crisis de pareja recurrentes".
Para la salud, según explica, estar enamorado no es ese proceso de 'secuestro emocional' que el cerebro sufre en un periodo entre los 9 y 18 meses, sino que se trata de un periodo que garantiza que la pareja estén juntos en un periodo de máxima vulnerabilidad, el embarazo y la lactancia. "El enamoramiento garantiza esa presencia, esa cercanía y el proteger la situación de máxima vulnerabilidad a la mujer y al niño", defiende.
Así, aconseja que, si se quiere tener una relación plena se debe pasar a un amor racional y menos emocional, que nazca de la voluntad y no del sentimiento, ni de la pasión romántica. "Lo que conocemos como pasión romántica es un sentimiento de sufrimiento que la persona experimenta por los efectos del funcionamiento de sus neuronas espejo, que explican la mayoría de las trampas amorosas en las que caemos. Llevan a la persona a imitar unas actitudes y deseos de personas que están actuando sin saberlo nosotros. Son las responsables del aprendizaje humano", indica.
Sobre si es posible vivir permanentemente enamorado de nuestra pareja, Piñuel subraya que "ni es posible ni es deseable" porque el enamoramiento desgasta, deteriora y de alguna manera erosiona y mina a la persona que está enamorada. "Está en un trance o tipo de secuestro de su cerebro emocional que le lleva a hacer cosas que no son razonables ni son favorables. Por eso se dice que el amor es ciego o loco, pero no lo es. Es la pasión romántica que llamamos enamoramiento, y que se trata de la función subcortical del cerebro más emocional que opera muchas veces en contra del interés del propio sujeto", añade.
El psicólogo clínico indica que muchas veces enganchan las peores personas porque frustran sistemáticamente nuestros deseos, de forma que así estos se ven intensificados. "El ejemplo típico es el chico malo o la mujer fatal. Son personas especializadas en hacer sufrir, en maltratar, en mostrarse indiferentes hacia los demás y ello les lleva a generar adicciones en las víctimas. Una adicción que explica que cuanto peor tratados son más enamorados", apostilla.
CÓMO PUEDE FUNCIONAR EL AMOR
Asimismo, Piñuel indica que resulta difícil tener y mantener una relación de pareja adecuada porque la gente no entiende las dinámicas del deseo amoroso y se convierten en sus propias víctimas. "El amor para que sea experiencia gratificante tiene que superar esa fase enamoramiento. No hay que caer en mutuo antagonismo, en la competitividad en la pareja, hay que evitar los celos, en la rivalidad. Todo esto destruye a las parejas que no entienden por qué les ocurre lo que les ocurre", añade.
En su opinión, vivimos en una sociedad que nos vende que el amor es automático, misterioso, casi místico y por el contrario, el deseo amoroso humano se rige por mecanismos y leyes que hay que conocer si se quiere tener una relación gratificante a largo plazo.
Por ello, aconseja aplicar la voluntad y no el sentimiento, elegir siempre al otro y pasar por encima de las envidias y rencillas que destruyen a las parejas. "El enamoramiento pasa y debe dar lugar a otro tipo de relación más profunda, más sana. No se puede apostar al sentimiento y tiene que llegar la elección mutua que da lugar a la reciprocidad positiva. El 'te quiero, yo más', hay que cuidarlo porque si no se establecen malos entendidos que escalan y llevan a la reciprocidad negativa", precisa.
Piñuel subraya que hoy en día la mayor parte del sufrimiento psicológico del ser humano en materia de relaciones amorosas surge por no comprender cómo funciona la mente humana en las relaciones, además de encadenarse en un paradigma cortoplacista del enamoramiento. "El amor de pareja se puede comprender. Solamente se construye. No cae del cielo y no surge espontáneamente. Hay que luchar contra muchísimas interferencias y tendencias a imitar lo negativo del otro, hay que evitar las guerras conyugales", sentencia.
Según desgrana en su libro, las cinco principales trampas del amor son:
-- 'El robanovias' o amar a alguien porque le gusta a otro, dando lugar a los triángulos amorosos, los celos o las violencias.
-- El curioso impertinente o eterno marido: el amar a alguien para me envidien, la pareja como objeto para ser envidiado por los demás, la necesidad narcisista extrema de mostrar a la pareja como un atributo que habla de la cualidad del propietario del objeto.
-- La misión imposible, los donjuanes y las mesalinas o el amar a alguien porque es imposible, difícil o prohibido.
-- La coqueta o el chico malo: amar a alguien porque pasa de mí o me ignora.
-- El 'pagafantas' o mártir del amor, amar a alguien porque necesito sentir que me necesita, la falta de autoestima y la ausencia de límites en la relación, o aquellas relaciones que cuanto peor es el maltrato, más difícil es salir de la misma.