MADRID 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un estudio poblacional australiano de un año de duración ha descubierto que los trabajadores a tiempo completo empleados por organizaciones que no dan prioridad a la salud mental de sus empleados tienen un riesgo tres veces mayor de ser diagnosticados de depresión.
Y aunque trabajar muchas horas es un factor de riesgo de morir por una enfermedad cardiovascular o sufrir un derrame cerebral, las malas prácticas de gestión suponen un mayor riesgo de depresión, según los investigadores.
El estudio de la Universidad de Australia Meridional, publicado en el 'British Medical Journal', está dirigido por el Observatorio del Clima de Seguridad Psicosocial de la UniSA, la primera plataforma de investigación del mundo que explora la salud y la seguridad psicológica en el lugar de trabajo.
El clima de seguridad psicosocial (CSP) es el término utilizado para describir las prácticas de gestión y los sistemas de comunicación y participación que protegen la salud mental y la seguridad de los trabajadores.
La autora principal, la doctora Amy Zadow, afirma que la mala salud mental en el lugar de trabajo puede deberse a prácticas de gestión, prioridades y valores deficientes, que luego se traducen en una elevada exigencia laboral y escasos recursos.
"Las pruebas demuestran que las empresas que no recompensan o reconocen a sus empleados por su duro trabajo, imponen exigencias poco razonables a los trabajadores y no les dan autonomía, exponen a su personal a un riesgo mucho mayor de depresión", afirma.
Por su parte, la profesora Maureen Dollard, experta de renombre internacional en salud mental en el lugar de trabajo, asegura que el estudio ha revelado que, si bien se valora a los trabajadores entusiastas y comprometidos, trabajar muchas horas puede conducir a la depresión. Los hombres también son más propensos a deprimirse si su lugar de trabajo presta poca atención a su salud psicológica.
Debido a la carga global de la depresión, que se calcula que afecta a unos 300 millones de personas en todo el mundo y que no muestra signos de remitir a pesar de los tratamientos disponibles, se está prestando más atención a los entornos laborales que funcionan mal y que podrían contribuir al problema.
Los altos niveles de agotamiento y acoso laboral también están relacionados con la falta de apoyo de las empresas a la salud mental de los trabajadores.
Un segundo artículo, del que es coautor el profesor Dollard y que se publicó en la revista 'European Journal of Work and Organizational Psychology' a principios de este mes, descubrió que un bajo nivel de PSC era un importante factor de predicción del acoso y el agotamiento emocional.
"La falta de consulta con los empleados y los sindicatos sobre cuestiones de salud y seguridad en el lugar de trabajo, y el escaso apoyo a la prevención del estrés, están relacionados con un bajo CSP en las empresas.
"También descubrimos que el acoso en una unidad de trabajo no sólo puede afectar negativamente a la víctima, sino también al agresor y a los miembros del equipo que son testigos de ese comportamiento --advierte--. No es infrecuente que todos los miembros de la misma unidad experimenten agotamiento como consecuencia de ello".
"En este estudio investigamos el acoso en un contexto de grupo y por qué se produce. A veces, el estrés es un desencadenante del acoso y, en los peores casos, puede establecer un nivel de comportamiento 'aceptable' para otros miembros del equipo --subraya--. Pero, sobre todo, el acoso puede predecirse a partir del compromiso de una empresa con la salud mental, por lo que puede prevenirse", afirma el profesor Dollard.
Los costes globales del acoso laboral y el agotamiento de los trabajadores son importantes, y se manifiestan en el absentismo, el escaso compromiso laboral, las bajas por estrés y la baja productividad.
El alcance del problema fue reconocido en 2019 con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) implementando una Comisión Global sobre el Futuro del Trabajo y pidiendo "un enfoque centrado en el ser humano, poniendo a las personas y el trabajo que hacen en el centro de la política económica y social y la práctica empresarial".
"Las implicaciones prácticas de esta investigación son de gran alcance. Los altos niveles de agotamiento de los trabajadores son extremadamente costosos para las organizaciones y está claro que es necesario un cambio organizativo de alto nivel para abordar el problema", afirma el profesor Dollard.